Murcia, un viaje apasionante del Renacimiento al Barroco

Murcia es una ciudad de referencia para los amantes del arte. Lugar relevante para el Renacimiento y del Barroco en la península, es también ciudad natal del artista Francisco Salzillo, que dejó un importante y extenso legado en la ciudad debido, entre otros motivos, a su escasa afición a viajar. Esta pudo ser también una de las razones por la que su fama nacional e internacional llegara casi un siglo después de su muerte.

Ambos períodos, Renacimiento y Barroco, se caracterizaron por un esplendor artístico, económico, social y cultural, cuyo legado es riquísimo en la región. La mejor manera de comprobarlo es comenzando el recorrido por el arte renacentista y barroco por la Catedral de Murcia, en pleno casco antiguo de la ciudad. Eso sí, con una buena guía en la mano y habiendo leído antes algunas referencias sobre los dos períodos artísticos.

La Catedral comenzó a construirse a mediados del siglo XIV y en su capilla mayor reposan el corazón y las entrañas de Alfonso X, el Sabio. Lo más destacado de la construcción es el imaforte, la fachada de estilo barroco, obra del autor Jaime Bort, que constituye una verdadera joya de este estilo en la península. Anterior a ella es la Capilla de Junterón, una de las mejores muestras renacentistas de España, de principios del XVI. Su torre campanario es un símbolo de la ciudad y sus estilos van desde el plateresco (renacentista) hasta el neoclásico. La Catedral alberga también un museo en el que se pueden ver desde  objetos de arte sacro hasta restos arqueológicos islámicos.

Pero sobre todo, el arte en la ciudad de Murcia viene de la mano del maestro Salzillo, hijo de escultor napolitano Nicolás Salzillo, que en su niñez ya se rodeaba de esculturas y que acabó convirtiéndose en uno el más importante de su época. Su imaginería barroca es la joya por excelencia del arte murciano. Dentro de ella, los retablos y los pasos son obras que muchas  personas se acercan visitar en Murcia.

Su obra más famosa es, probablemente, la Colección Riquelme, más conocida como “el Belén de Salzillo”, una maravillosa muestra del virtuosismo del artista, en la que destaca muy en especial la figura del niño Jesús, de tan sólo 7 centímetros. Elaborado en terracota policromada, el belén fue encargado por el noble murciano D.Jesualdo de Riquelme en el año 1776. Se puede ver en el Museo Salzillo, junto en la Iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en el que además se muestran otras piezas de arte sacro como orfebrería y donde descubrir el proceso creativo del artista en la Sala de Bocetos.

Pero sobre todo, en el museo Salzillo hay que ver los pasos de Semana Santa. Especialmente realizados para esta cofradía del Nuestro Padre Jesús Nazareno, no se pueden pasar por alto obras como “La Cena” o “La Oración en el Huerto”.

Las figuras del autor, de finales del barroco, se caracterizan por su sensación de movimiento, dinamismo, teatralidad, y sus pequeñas proporciones. Sus piezas están elaboradas en barro, madera y cartón piedra y sus rostros tienen una expresión trágica y dramática en sus pasos de Semana Santa. Otros pasos del autor se pueden ver en las en Iglesia de San Miguel, la Iglesia de San Pedro y la Iglesia de San Bartolomé.

La Iglesia de San Juan de Dios, con una curiosa planta elíptica, es otra buena muestra del arte murciano. En ella conviven diferentes estilos, ya que fue edificada sobre un alcázar musulmán, y sufrió muchas modificaciones posteriores. En su interior, destaca especialmente su yesería policromada, de estilo rococó.

Esta gran muestra artística de Murcia, convierte a la ciudad en un destino clave para los más devotos durante la Semana Santa, pero también para quienes pretenden conocer el arte de la ciudad.