El ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, ha asegurado que todas las comunidades autónomas deben poder refinanciarse si le permite hacerlo a una sola, en referencia a Cataluña.

Gómez, en declaraciones a Telecinco recogidas por Europa Press, ha explicado que lo que ha planteado el Gobierno es que las comunidades, "que también lo están pasando mal, como los ayuntamientos o el propio Gobierno central", puedan refinanciar deuda (no deuda nueva), cumpliendo los objetivos fijados.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero precisó este martes que Cataluña recibirá "el mismo trato" que el resto de comunidades autónomas en materia de financiación y que todas las regiones podrán endeudarse si cumplen el objetivo de déficit del 1,3 por ciento del PIB en 2011.

El Ejecutivo, a través de un comunicado de la Secretaría de Estado de Comunicación, realizó esta precisión después de que varias comunidades autónomas, así como el Ayuntamiento de Madrid, hayan denunciado "privilegios" para Cataluña al permitirle emitir deuda pública después de que así lo acordaran el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el de la Generalitat, Artur Mas, en una reunión el lunes en La Moncloa.

Por otro lado, sobre la polémica de vincular salarios a productividad, el titular de Trabajo ha insistido en que hay que ligarlos tanto al IPC como a la productividad. Gómez ha añadido que los salarios no deben perder poder adquisitivo y mantenerse moderados en épocas de crisis.

Respecto al pacto social, el ministro ha negado que haya habido falta de comunicación con el PP y ha dicho que fue informado de cómo iban desarrollándose las negociaciones.

El ministro ha dicho que, aunque no obtuvo una "respuesta clara" del PP en la reunión que mantuvieron ayer, entiende que el principal partido de la oposición está en posición de apoyar las medidas del pacto social.

Gómez ha destacado además que nunca tuvo dudas respecto a la posibilidad de alcanzar un pacto importante con sindicatos y empresarios, al tiempo que ha reconocido que, políticamente, ha sido su mayor reto.

Preguntado por si España se convertirá en un país de emigrantes ante la falta de puestos de trabajo, el ministro lo ha negado y ha dicho que, en el futuro, España será "más bien" un país de inmigración.