El Alto de Muriedas ha ganado en fluidez circulatoria con la nueva rotonda que regula el tráfico en la intersección de la carretera de Burgos (N-623) con el acceso al casco urbano por la Avenida de Bilbao (CA-140).

Según ha informado este viernes el Ayuntamiento de Camargo, la Demarcación de Carreteras del Estado en Cantabria ha atendido la petición del alcalde, Ángel Duque, y ha reformado la zona conocida como el crucero de Muriedas, ordenando el tráfico a través de una glorieta de 30 metros de diámetro que ha servido para agilizar la circulación y ha puesto fin a las retenciones que se producían en las horas punta del día.

Para el primer teniente de alcalde y concejal de Obras, Carlos González, la reordenación de esta intersección era "una necesidad imperiosa" dado que esta zona soporta una gran intensidad de tráfico al ser el nudo donde confluyen una de las principales entradas y salidas del casco urbano y un eje viario como la N-623, muy transitado tanto en dirección a Burgos como en sentido a Santander.

Con la creación de la nueva glorieta, que tiene un radio exterior de 15 metros, desaparece el carril de espera para girar a la izquierda que existía hasta ahora en la N-623.

Los trabajos han supuesto una inversión de 64.000 euros pero el beneficio es "proporcionalmente mucho mayor". "A veces las obras que se hacen no son tan importantes por lo que cuestan sino por el servicio que van a prestar", ha apuntado el edil.

En este sentido, ha afirmado que se ha logrado "descongestionar" un cruce con bastante afluencia de tráfico y ha destacado que esta nueva rotonda es también importante como paso previo al soterramiento del tráfico en la avenida de Bilbao, al garantizar un mejor flujo circulatorio.

Por último, González ha trasladado a la Demarcación de Carreteras del Ministerio de Fomento el agradecimiento del equipo de Gobierno por haber atendido esta reivindicación.

La nueva rotonda ha quedado rematada a nivel de bordillos e isletas hace unos días. Los trabajos han incluido la extensión de 610 toneladas de aglomerado en dos capas —una de regularización y otra de rodadura—, que a la vez ha servido para borrar las antiguas líneas de la intersección.

Asimismo, se han instalado 18 señales verticales y unos 300 metros de bordillo, tanto en las isletas como en la propia rotonda. El Ayuntamiento ha aprovechado la obra para acometer una canalización de agua y energía eléctrica de lado a lado de la N-623.