«Los tutores dicen que lo peor acaba de pasar, pero nosotros les hemos dicho que no, que lo más duro empieza ahora», explica. Aunque sigue empeñada en dejar de fumar, reconoce que para ella dejar el tabaco es como perder a un amigo. «Siento que me va a faltar algo que he tenido siempre, al menos los últimos 30 años», apunta.
Ceniceros a la basura
Para evitar tentaciones y recaídas, los médicos les han recomendado eliminar de sus vidas el recuerdo del tabaco. Tendrán que deshacerse de todos los cigarrillos y ceniceros que tengan en casa. Y también hacer limpieza general para eliminar el olor.
Si hay algún alimento o situación que asocien al tabaco, deberán evitarla, al menos las primeras semanas. «A mí me pasa con el dulce, así que de momento me pasaré al salado», dice.
El próximo jueves, habrá una sesión de control en el ambulatorio de la calle Cuba. «No sé qué va a pasar ahora, pero me imagino que alguno de nosotros caerá, aunque sea una calada». Controlar las ganas les resulta ahora más fácil, pero el mono sigue ahí.
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