Munguía, tierra mitológica y de tradición

  • Conserva uno de los caseríos más antiguos de toda Vizcaya.
  • Un lugar estupendo para conocer tradiciones vascas.
  • Estuvo dividida durante cinco siglos.
Casa del Olentzero.
Casa del Olentzero.
Ayuntamiento de Munguía
Casa del Olentzero.

Situado en la comarca del mismo nombre, en la provincia de Vizcaya, Munguía conserva auténticas joyas de la arquitectura rural y es un punto clave en la llamada “ruta de los caseríos”. Aquí se encuentra uno de los más antiguos de toda la provincia, un ejemplar de 500 años de antigüedad. El pueblo está dividido en diferentes barrios atendiendo a antiguas ermitas o a los límites de los muchos riachuelos que lo riegan.

Pero para hacer un buen recorrido y ver lo más interesante que ofrece esta villa de tradición, lo mejor es comenzar por Landetxo Goikoa. Se trata de uno de los caseríos más antiguos de toda Vizcaya y fue construido en 1510 para una familia de campesinos acomodados. Aunque hoy se ha convertido, como reclamo turístico, en la casa del Olentzero -el carbonero mitológico que trae regalos el día de Navidad a los niños vascos-  en él se puede ver cómo era la vida cotidiana de antaño y el trabajo en el campo. Es también una visita muy recomendada para los más pequeños porque pueden participar en juegos y actividades con las que se entienden muchas de las tradiciones vascas.

Una ciudad dividida en otro tiempo

Este caserío, a diferencia de la mayoría que estaban en el monte, está ubicado en las afueras de la población, por lo que desde él se puede llegar caminando hasta el casco viejo del pueblo, que se divide en dos zonas: la Plaza de los Fueros y la Plaza Matxin. Allí se encuentran el Ayuntamiento, con el típico soportal de arcos de medio punto y donde se ubica todo un símbolo del pueblo: el frontón. Además hay otros edificios de importancia histórica, como el Palacio Aguirre, del siglo XVIII. Si cuenta con tiempo suficiente, antes de ir al casco viejo puede visitar el Parque Uriguen, próximo al antiquísimo caserío y que alberga multitud de especies arbóreas con paneles explicativos, y un parque museo dedicado a los deportes rurales de la región, como la piedra de arrastre.

La arquitectura religiosa de Munguía recuerda al viajero que en otros tiempos la ciudad vivió dividida. La Iglesia de San Pedro Apóstol fue motivo de dichas disputas, pero a partir de 1900, y tras varios conflictos, las partes se unieron y comenzaron varias obras de remodelación del templo, que tuvo que ser completamente reconstruido en 1940 tras incendiarse durante la Guerra Civil. Otra iglesia de importancia es Andra Mari, dedicada a la Virgen, situada justo detrás de San Pedro y de la que hoy día sólo se conservan los muros laterales.

Continuando el recorrido hacia el sur de Munguía, se encuentra Torrebillela, un castillo levantado con función de defensa en el siglo XIV que perteneció a la familia señorial de Billela. Ha sido reconstruido en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos y actualmente se emplea como biblioteca y sala de exposiciones.

Molinos y caserones

Además de estos edificios, como pueblo ligado a la vida rural, Munguía cuenta con históricos elementos urbanos que hablan de su pasado. Los molinos son un buen ejemplo de ello y, aunque en otros tiempos fueron muy numerosos, hoy sólo se conservan cuatro. Dos de ellos están en el barrio de Larrauri, son el "Olabarri" y el "Erdizubi". En la misma área,  antigua zona de caserones burgueses de veraneo del XIX gracias a las propiedades medicinales de sus aguas,  se encuentra el Palacio Urgoiti, una construcción que fue trasladada piedra por piedra desde su antiguo emplazamiento, en Galdakao.

Pero como en cualquier pueblo vasco, no puede pasar por Munguía sin hacer un alto en el camino para disfrutar de su exquisita gastronomía. Una estupenda opción son los caseríos típicos que albergan restaurantes y asadores el en los que degustar platos típicos de la cocina vasca como el bacalao al pil pil o a la vizcaína.

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