Luz y color en Marrakech

  • La plaza Jemaa el-Fna es el centro neurálgico de la ciudad.
  • La Koutoubia es una de mezquitas más visitadas.
  • La antigua casa de Yves Saint Laurent es ahora un museo de arte marroquí.
Tapicerías de Marrakech
Tapicerías de Marrakech
Tapicerías de Marrakech

Marrakech es una ciudad impresionante, llena de historia, arquitectura, luz y color. Su ubicación, entre el desierto del Sahara y las montañas del Atlas, la convirtió en lugar de parada de numerosos viajeros y comerciantes que fueron modelando este mosaico de culturas y tradiciones.

La ciudad cambia y se transforma a lo largo de una jornada. Si visitamos a primera hora la plaza Jemaa el-Fna, Patrimonio de la Humanidad y centro neurálgico de Marrakech, encontraremos un lugar tranquilo con solo algunos paseantes, turistas madrugadores o trabajadores que caminan apurados. Con el paso de las horas, la plaza se va llenado de puestos de comida, ropa, babuchas, tés y todo lo que uno pueda imaginar. Los locales hacen sus compras diarias mientras los turistas regatean con más o menos fortuna.

Las mil y una noches

Cuando empieza a oscurecer, el espacio se transforma, y uno parece estar en medio de un cuento de ‘Las mil y una noches’. De este collage bullicioso y colorido comienzan a surgir grupos de entretenimiento, músicos, cuentacuentos, encantadores de serpientes, pitonisas y acróbatas.

Caminando un poco hacía el oeste nos adentramos en los zocos, que son de visita obligada. Callejuelas interminables y serpenteantes en las que no se sabe muy bien dónde acaba un zoco y dónde comienza otro. El Maazi, lleno de pieles de cabra, o el de los Tintoreros, donde las madejas de lana teñidas cuelgan al aire, son dos de los más populares.

Dejando atrás la ciudad vieja, encontramos Güeliz, el barrio más moderno de Marrakech. Con las grandes avenidas dedicadas a Mohamed V y Mohamed VI, es una zona muy al estilo de cualquier capital europea: proliferan restaurantes de comida rápida, tiendas de firmas extranjeras y las discotecas y bares nocturnos de moda.

La riqueza arquitectónica de Marrakech es única. Existen más de 300 mezquitas, algunas de las cuales son auténticas joyas, como Koutoubia, conocida como la hermana gemela de la Giralda de Sevilla, o la mezquita Mouassine, con su bellísima fuente central. Recuerde que el acceso al interior de la mayoría de los templos está prohibido para los no musulmanes por tratarse de lugares de culto.

Azahar y naranjos

Algunos de los jardines de la ciudad son también una maravilla para los sentidos. El jardín del Argal, diseñado en al año 1156 según el estilo andaluz, es un lugar perfecto para descansar un rato y disfrutar de los olores del azahar y los naranjos. Por su parte, los jardines Majorelle cuentan con especies de todo el mundo. Forman parte de la antigua casa del diseñador francés Yves Saint Laurent, que anteriormente perteneció al pintor Majorelle, de quien toman su nombre. Hoy es un museo de arte marroquí y en sus jardines fueron esparcidas las cenizas del modisto tras su muerte, en 2008.

No hay que olvidar los baños árabes, lugares para relajarse y disfrutar de un masaje. Son parte de la cultura y tradición de este pueblo, y hay numerosos lugares destinados a ello, desde los más sencillos hasta los más lujosos.

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