La suya es la historia de un sueño hecho realidad a base de trabajo. Pero también de suerte. Esa que, en mayor o menor medida, resulta indispensable para llegar lejos en cualquier ámbito de la vida. Aún más, si cabe, en el cada vez más complejo mundo de la música.

Criado en el barrio madrileño de Prosperidad, Elán Swan Fernández –más conocido como Swan Fyahbwoy– es hoy por hoy el nombre  español de referencia en el dancehall, un subgénero del reggae emparentado con el rap y caracterizado por una mayor crudeza y velocidad que el reggae de raíces.

Pasó de cantar en la soledad de su coche a grabar una maqueta animado por su círculo de amigos de la dancehall crew (un colectivo encargado de organizar fiestas o soundsystems de puro sabor jamaicano). Las cinco canciones que integraban Ni Chance Ni Try corrieron como la pólvora por la Red. Las descargas se multiplicaron. Y su nombre comenzó a estar en boca de todos.

Volando solo

"Llegaron multitud de ofertas –cuenta Elán–. Negocié con multinacionales que me ofrecían contratos que daban auténtico miedo. No convencía, por lo que decidí hacerlo por mi propia cuenta".

Dicho y hecho. Bajo el consejo de Undefined Artist, una organización que se dedica a apoyar a los músicos, puso en marcha un sistema de supporters, con el que sus fans (que por aquel momento ya se contaban por miles, gracias a sus aclamadas actuaciones en festivales como Viñarock, Cultura Urbana o Metrorock) financiaran a priori su disco aportando un mínimo de 12 euros.  A cambio, obtendrían una lujosa edición limitada en doble digipack del mismo. "La idea era, ante todo, que cualquiera lo pudiera descargar gratuitamente. No sólo las canciones, también las letras y el arte del disco. A su vez, el que quisiera el formato físico en un acabado impecable que quedara bonito en su estantería podría tener dicha opción".

Innadiflames, el debut discográfico de Swan Fyahbwoy, "se gestó gracias al trabajo desinteresado de un sinfín de músicos, productores, directores de videoclips y amigos". Todos trabajaron por amor al arte y fe en su música. El éxito desbordó todas las previsiones: "Hoy en día me siguen llegando multitud de peticiones para conseguir el disco".

En busca de los orígenes

Lejos de acomodarse, Elán viajó a Jamaica en busca de inspiración. Vivió allí durante dos meses, empapándose de toda una manera de entender la música y la propia vida. "Tenía que ir. Es la isla donde nace, crece y funciona todo". Un lugar mágico donde, "a pesar de la miseria, se respira una felicidad envidiable".

El nuevo y esperado disco de Swan Fyahbwoy verá la luz en 2011. En enero se pondrá de nuevo en marcha la maquinaria supporter a través de su web, www.fyahbwoy.com, esta vez con una base de fans aún más sólida y numerosa.

Más allá de la frescura y originalidad de su propuesta –prácticamente inédita en nuestro país–, Elán tiene su propia explicación para su éxito: "A los chavales les gusta el rap. Si les das un disco de dancehall, que es rap bonito, cantado, melódico, más agresivo, más rápido, más cañero y para bailar, lo entienden a la perfección. Porque da más buen rollo". Razón no le falta. 2011 será su año.

Argentina, Chile, Colombia,  Venezuela y México. Swan Fyahbwoy prepara su desembarco suramericano con una gira que contará con una media de cinco fechas por país y que arranca en apenas unas semanas. Un tour maratoniano al alcance de muy pocos con el que quiere demostrar cómo en Europa también late el espíritu de la música puramente caribeña.