Partidarios y detractores de Wikileaks inician la primera 'ciberguerra de la información'

Miembros de Anonymous con máscaras de Guy Fawkes.
Miembros de Anonymous con máscaras de Guy Fawkes.
Vincent Diamante
Miembros de Anonymous con máscaras de Guy Fawkes.

El portal de filtraciones Wikileaks ha acaparado en los últimos meses la atención mediática internacional, primero por la publicación de documentos sobre la guerra sucia en Irak y Afganistan y después por la difusión masiva de más de 250.000 cables diplomáticos de Estados Unidos. Por otro lado, el fundador de la página web, Julian Assange, se ha visto involucrado en dos acusaciones por delitos sexuales que muchos. el primero él, califican de campaña de desprestigio. Hace unos días, Assange fue detenido en Reino Unido.

De este modo, Wikileaks y Assange se han convertido en el nucleo de una guerra, desarrollada sobre todo a través de Internet, entre sus partidarios y sus detractores. Entre los detractores se encuentran diversas naciones y empresas que se han posicionado claramente en contra de Wikileaks, muchas de ellas presionadas por Estados Unidos, como es el caso de Amazon o PayPal. A favor destaca el papel de Anonymous, un grupo ciberactivista que ha cerrado filas en torno al fundador de Wikileaks y lleva varios días realizando ciberataques contra algunos importantes miembros del bando contrario.

Aquí es donde ha surgido la polémica: ¿los ciberactivistas son internautas solidarios o vándalos de la Red? Los foros y redes sociales se han convertido en el lugar ideal para debatir sobre el tema. ¿Dónde está la línea que separa la legalidad del delito?, ¿hasta qué punto el bloqueo de una página web es una forma de manifestación lícita?

Los responsables de los ataques de Anonymous

¿Son hackers?

En principio no. Los hackers son personas apasionadas por la seguridad informática, por la programación, por el diseño de aplicaciones, por las entrañas de Internet... Puede que entre los miembros más activos de Anonymous se encuentren algunos hackers, pero el sistema utilizado para bloquear las páginas web requiere la colaboración de multitud de individuos, miles o incluso millones de internautas convencionales unidos por una misma causa. El sistema empleado por Anonymous es el ataque de denegación de servicios (DDoS), que consiste en aumentar del tráfico de una página web para provocar su saturación y hacerla inaccesible.

¿Son crackers?

No. Los crackers son hackers criminales (a menudo se les suele denominar simplemente hackers, algo que ofende a los hackers no delincuentes) y los ataques de denegación de servicio que utilizan grupos como Anonymous no son algo ilegal, tan sólo se trata de muchas personas tratando de acceder a una web al mismo tiempo. "Es una forma de manifestación diferente a lo que estamos acostumbrados. Además, no es delito, no se utilizan códigos maliciosos ni es hackeo. Tan sólo consiste en que mucha gente intente acceder al mismo tiempo a una página web. Es algo lícito", explicaba Emilio Castellote, experto en seguridad de PandaLabs a 20minutos.es.

¿Son colaboradores de Julian Assange?

No. En un manifiesto, el grupo Anonymous afirma no tener ninguna relación con el sitio web ni su autor, pero le apoyan porque ambos defienden los mismos principios: la transparencia y la anticensura. "Aunque no estamos afiliados con Wikileaks, luchamos por las mismas razones. Queremos transparencia y atacamos la censura. No podemos permitir que esto pase", explicaba el grupo.

¿Son ciberactivistas?

Sí. "Estamos en todas partes. somos todos. Somos Anonymous (anónimos)", decía uno de los miembros en una entrevista concedida a The Economist. Los responsables de los ataques son miles de internautas anónimos de todo el mundo unidos por una misma causa, personas que creen en la necesidad de la existencia de Wikileaks y que se han unido bajo la bandera de Anonymous para hacer fuerza. Su campo de batalla y sus armas son la misma cosa: Internet. Los foros, los chats, Facebook o Twitter son los medios que les sirven para coordinarse y una sencilla aplicación gratuita es la que amplifica su poder.

¿Son hacktivistas?

En este punto es donde comienzan las dudas, donde se inicia el debate. El hacktivismo es la protesta activa realizada mediante herramientas digitales para defender una idología u opinión determinada. ¿El uso de la aplicación de Anonymous no convierte entonces a los ciberactivistas en hacktivistas? Serían usuarios de Internet convencionales haciendo uso de herramientas propias de hacker.

Según Juan Santana, de Panda Security, lo que está claro es que no estamos ante ningún delito: "En este tipo de acciones (a diferencia de aquellas iniciadas por ciberdelincuentes), no se busca ningún beneficio más que la de reivindicar unos derechos que consideran lícitos y dar a conocer una posición o protestar por lo que se considera injusto. En este sentido, es importante distinguir entre unos ataques y otros".

Sin embargo, Santana admite que "los medios usados no siempre están permitidos por la legislación de los distintos países, pero sí está claro que la legislación en este ámbito, como en muchos otros, va por detrás de la realidad y se hace necesario una revisión profunda de los derechos y obligaciones de los usuarios en un mundo que va mucho más deprisa de lo que las instituciones legislativas pueden seguir (y de lo que algunas empresas querrían…)".

El hacktivismo puede ser "una forma políticamente constructiva de desobediencia civil anarquista o un gesto anti-sistema indefinido" según quién utilice el término. De hecho, la postura crítica contra este movimiento considera que los ataques de denegación de servicio son un ataque a la libertad de expresión, que tiene consecuencias indeseadas como la pérdida de recursos y que, al final, no sirve para conseguir nada.

El inicio de una ciberguerra

"La primera guerra de la información ha empezado. Envía por Twitter y coloca esto en cualquier lugar", proclamaba uno de los ciberactivistas unidos por la llamada Operation: Payback (Operación Venganza), reconvertida temporalmente en Operation Avenge Assange (Operación Vengar a Assange) como señal de apoyo a Wikileaks y su fundador, detenido el 7 de diciembre.

Ataques realizados

La web de PayPal cayó, y también su blog, por retirar las donaciones a Wikileaks. El portal de Internet del banco postal suizo,PostFinance, también quedó offline después de que la entidad cerrase el lunes la cuenta de Assange. La web de la Fiscalía sueca se vino abajo por pedir al Reino Unido la extradición de Assange. También se 'tumbaron' con éxito las webs de los abogados de Anna Ardin y Sofia Wilen, las dos mujeres cuyas acusaciones motivaron la detención de Assange.

Las dos últimas empresas afectadas fueron Mastercard y Visa, atacadas por anunciar el bloqueo de los pagos que se canalicen hacia WikiLeaks. También Sarah Palin se ha convertido en "víctima" por calificar a Assange de "agente antiamericano". Pero se planean más ataques. Se ha barajado la posibilidad de bloquear la web del medio de comunicación estadounidense Fox News e incluso Twitter. "Las webs que están cediendo a las presiones de los gobiernos se han convertido en otros tantos blancos", afirmaba un miembro del grupo ciberactivista Anonymous en declaraciones a la BBC.

Ataques recibidos

Los ataques se están realizando contra empresas y grupos que se han posicionado claramente en contra de Wikileaks como contra aquellos a los que se considera responsables de los ciberataques contra Anonymous. Los atacantes también están siendo atacados. De hecho, la página web del grupo, que tan sólo se usa para publicar mensajes informativos de las acciones tomadas, lleva caída ya varios días y las comunicaciones se canalizan sobre todo a través de Twitter y de su blog.

Por su parte, la polémica web creada por Julian Assange va saltando de unos servidores a otros, ubicados en puntos de todo el globo, intentando esquivar el continuo ciberacoso al que se está viendo sometida. El mejor sistema de defensa que ha encontrado Wikileaks ha sido clonarse "para hacer imposible" que el material que posee "sea retirado totalmente de Internet". Según informaba el propio site el pasado día 7, éste ya contaba con más de un millar de mirrors (clones de la página principal), y la cifra seguía subiendo.

Los ataques y contraataques se están produciendo en todas direcciones. En otras ocasiones se han llevado a cabo fuertes ciberprotestas por muy diversos motivos, como cuando se bloquearon las webs de la SGAE, Promusicae y el Ministerio de Cultura a modo de reivindicación de los programas de intercambio P2P.

El primer movimiento hacktivista está fechado en 1989, cuando se introdujo un gusano antinuclear en varios superordenadores estadounidenses. Otros ejemplos destacados de ciberactivismo fueron la huelga dirigida contra los ordenadores del Gobierno de Francia en 1995 o la más reciente lucha contra la Cienciología, que sufrió continuos ataques de denegación de servicio durante una semana de enero de 2008. Sin embargo, nunca se había producido una protesta tan globalizada, que afectase a tantos actores y en tantas partes del mundo y que además tuviese un cibercontraataque también de gran magnitud. La "ciberguerra" parece un hecho.

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