Dedicados profesionalmente a quemar ciudades, hundir barcos y saquear ricas mansiones, los piratas del Caribe nunca tuvieron problemas económicos. El caso de Piratas del Caribe IV es muy distinto, y prueba que Hollywood no es precisamente la Isla de la Tortuga: la cinta de Rob Marshall (Chicago) acaba de sufrir un drástico recorte económico por parte de Disney, a resultas del cual sus más de 220 millones de euros de presupuesto inicial se han convertido en menos de 150.
"Rich Ross [presidente de Disney] quiere un proyecto económico y barato", ha comentado Jerry Bruckheimer, productor de la saga. Por lo pronto, los guionistas Ted Elliot y Terry Rossio han recibido la orden de mantener al Capitán Sparrow (Johnny Depp) y a sus secuaces, incluída Penélope Cruz, en tierra firme durante la mayor parte de la historia: las escenas en alta mar cuestan mucho dinero.
Además, en lugar de en Los Angeles y en el Caribe, el rodaje del filme tendrá lugar en Londres y en Hawai (islas que, como todos sabemos, están en el Pacífico). ¿La razón? Pues aprovechar ventajas y exenciones fiscales diversas. Los efectos especiales también sufrirán este recorte, escamoteándonos varias escenas de acción presentes en el filme original. "El público no las echará de menos", sentencia Bruckheimer.
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