Por su parte, el Comité Español de Unicef trabaja desde hace años para hacer frente a esta práctica, que vulnera los derechos humanos y que está condenada por la Convención de los Derechos del Niño y la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación hacia la mujer.
Según la presidenta de dicho comité nacional, Consuelo Crespo, su trabajo se centra en la sensibilización dentro del propio país y en la financiación de proyectos que la organización lleva a cabo en los Estados donde se producen estos hechos.
Desde 2003, la delegación española de Unicef apoya sendos proyectos en Níger y en Etiopía.
En opinión del Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef), aún queda un largo camino por recorrer antes de terminar con este abuso: cada año tres millones de niñas en 28 países del continente africano sufren esta práctica, al igual que otras miles de niñas inmigrantes en España, América del Norte y Australia.
La mujer que ha sufrido la ablación queda algunas veces incapacitada para mantener relaciones sexuales, así como para dar a luz, por el estrechamientos que se produce en la vagina.
Además, la operación puede causar grandes dolores y puede llevar a hemorragias prolongadas, infecciones, infertilidad e incluso la muerte, según advierte Unicef en su página web.
La ablación, en España En nuestro país, la mutilación genital femenina está prohibida. España ha aprobado una proposición de ley que permite perseguir esta práctica incluso cuando se produzca
Algunas veces las ablaciones se realizan cuando las niñas vuelven a sus poblados de origen de vacaciones.
La costumbre impone que sean las abuelas o tías las que la lleven a cabo.
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