El escritor gijonés Jesús del Campo acaba de publicar su último trabajo, 'Berlín y el barco de ocho velas' un libro de viaje "con fantasmas incluidos", en palabras del propio autor, sobre la capital alemana, en el que los repasos históricos y las referencias cinematográficas, musicales y literarias relacionadas con el devenir de esta urbe ocupan un lugar mayor que la propia lógica descriptiva del viajero.

La editorial Minúscula acaba de sacar a la venta esta obra del escritor asturiano, que utiliza como eje narrativo sus propios recorridos por la ciudad, y como brújula orientativa el disco 'Berlín', de Lou Reed.

Según Del Campo, este último trabajo "es una demostración de que Berlín no se entiende sin lo invisible, sin el pasado". "Me interesa lo que veo, pero también lo que no puedo ver porque el pasado explica el presente". Desde su punto de vista, "en el arte de viajar es indispensable tener la capacidad de evocación del pasado".

Así, utilizando como punto de partida diferentes parajes de la capital berlinesa, se recrea en la primera noche berlinesa de la bailarina Isadora Duncan en el Hotel Bristol, el reinado de Federico, o la entrada de Napoleón por la Puerta de Branderburgo.

De las diferentes referencias, el libro incide en el "tabú del dolor", como define Del Campo las reminiscencias del daño de la dictadura nazi y la segunda guerra mundial sobre la ciudad. Recuerda la concentración de judíos en la Grosse Hamburger Strasse para su envío a los campos de concentración, el juicio a los conjurados de la operación Valkiria para derrocar al Hitler o los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial.

"Otras ciudades como Londres, París, Amsterdam, son más risueñas, pero Berlín es una ciudad perdedora. Me interesa saber cómo se recicla ese sufrimiento, cómo habla una ciudad en público de su dolor. Eso está en las paredes, en los suelos, en las calles", señala Del Campo.

Como consecuencia, según el autor, hoy en día se ve "una ciudad única, un poco ácrata pero bien ordenada, respetuosa, creativa, muy joven, bohemia y respetuosa". Lo que, a su juicio, "debería ser el civismo del futuro".

"Se percibe cada día que sus peores momentos van quedando atrás", señala no obstante el escritor. "En los actos más nimios, en cada pequeña alegría cotidiana, en cada pequeño acto hay una terapia, que por supuesto aún no está superada", añade.

Jesús del Campo considera Berlín una "ciudad fantástica". "En este momento de medias verdades, de optimismos falsos, Berlín es lo más sincero. Hay un dolor que es evidente, porque está machacada por las bombas, y eso la hace distinta al resto de ciudades europeas. Su pasado es mucho más triste y su futuro es más joven y más vigoroso", concluye.