Leo Bassi, bufón italiano

Hoy, jueves 2 de febrero, a las siete de la tarde, Leo Bassi contestará las preguntas de los lectores de 20minutos. Si quieres charlar con este controvertido e incalificable bufón, deja tus preguntas aquí .

El showman Leo Bassi lleva, como quien dice, el teatro en la sangre. No en vano su familia ha vivido del circo y de la comedia durante generaciones.

El propio Leo se estrenó cuando tenía sólo siete años, ayudando a sus padres en una versión “cutre” de Aladino y la Lámpara Maravillosa, ante un público de granjeros y aborígenes australianos.

Desde entonces, este payaso de verbo torrencial ha ido construyendo en solitario su propio lenguaje escénico, que a menudo se sale –literalmente– de las cuatro paredes del teatro y que no deja a nadie indiferente. Y es que Bassi, que es una especie de Don Quijote moderno aunque con el cuerpo de Sancho, sabe que al teatro no se va a hacer amigos.

Con sus extravagantes espectáculos y sus performances, como 12 de septiembre, en el que aparecía en escena como víctima de un atentado terrorista; Golf, en el que se servía de ese deporte para criticar la relación del hombre con la naturaleza; o los originales paseos turísticos que realiza en el autobús que lleva su nombre (y que volverán a iniciarse durante el mes de febrero), el artista italiano se lanza al vacío una y otra vez sin mirar si tiene red que le proteja, siempre dispuesto a hacer las preguntas que nadie quiere escuchar.

En defensa del humanismo

En su nuevo espectáculo, La revelación, que ahora puede verse en el Teatro Alfil, Bassi bordea lo escatológico (otros dirán que se adentra de lleno en la blasfemia) , en su afán porque hagamos más caso a los filósofos que a los profetas.

En él, este bufón atrevido e hiperactivo no deja títere con cabeza, arremetiendo contra los monoteismos religiosos de todo tipo, especialmente el cristianismo, que es el que tiene más cercano. Bassi pasea su afilada lengua por el Antiguo y Nuevo Testamento, con especial atención al libro del Génesis, y hace una defensa del humanismo, fundado para él en la capacidad del hombre para dudar, y no en dogmas irrefutables.

Pero Bassi también critica duramente en su espectáculo, en una muestra de que este hombre no se casa con nadie, la blandura de un mundo laico que él califica como “triste”, “sin capacidad para hacernos soñar".

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