NAVARRETE (

La rioja), 09 (

Europa press televisión)

En España el oficio de alfarero ha sufrido en los últimos tiempos un importante retroceso hasta el punto de que si antes había "unas 500 ó 600 alfarerías ahora sólo hay unas 200", y en algunas regiones incluso "han desaparecido del todo". Sin embargo, los profesionales de este gremio ven posibilidades en nuevos mercados, como Francia, que comienza a reclamar el barro de toda la vida.

Un destacado alfarero de Navarrete (La Rioja), Antonio Naharro, propietario de una de las pocas alfarerías de tipo tradicional que queda en esta zona del norte de España, ha lamentado que casi toda la alfarería que se hace es "para la jardinería" mientras que únicamente "cuatro aficionados" como él siguen reproduciendo la cerámica tradicional "para que no se pierda".

Antes del "acero inoxidable"

Uno de sus sueños es montar exposiciones para mostrar toda esta vieja producción, porque Naharro es además un gran coleccionista poseedor de un valioso fondo de antiguos utensilios de cerámica. Tal como asegura, hoy en día la gente no recuerda que "hace 50 años no había sartenes de acero inoxidable" sino que toda la cocina "era de barro".

"Normalmente los tazones que había en casa los hacían los alfareros así como los cántaros para ir a la fuente, que había que encargárselos al alfarero de turno", ha recordado. Ha lamentado que todas las personas con menos de cuarenta años "eso no lo han conocido".

En este sentido, ha señalado que el alfarero "que no se dio cuenta

de que la vida estaba cambiando" terminó cerrando. Por eso, en España "de haber 500 ó 600 alfarerías se han quedado en unas 200 o menos" e incluso en algunas regiones "han desaparecido del todo".

Nueva demanda

No obstante, hay signos de esperanza. La alfarería de Naharro exporta más de la mitad de su producción a Francia, país donde la demanda de piezas de barro "se está recuperando". Son todas "piezas de uso" como cazuelas para cocina, platos, ensaladeras, saleros o azucareros, si bien este artesano tiene muy claro que "no se puede llevar a esas cocinas la alfarería que hacíamos hace 50 años".

Una zona de expansión para la producción en barro de Navarrete es "la zona vascofrancesa" con "un mercado muy interesante" frente a lo que se vende hoy que es prácticamente "la alfarería para flores".

Sin embargo, otro peligro al que se enfrenta esta tradición artesana es la falta de relevo generacional. A su juicio, las escuelas de alfarería "no están bien enfocadas en sacar un alfarero de oficio" sino que acuden personas "a echar dos horas como hobby y así no salen alfareros".

Por último, ha señalado que las grandes industrias de la alfarería "han sido siempre un disparate" hasta el punto de que "casi todas han cerrado o están cerrando" mientras que artesanos como los de Navarrete se mantienen y viven de ello.

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