Unas 7.000 personas escuchan en Santiago la petición del Papa a Europa, a la que llama a "abrirse a Dios"

El Santo Padre ofició la misa en gallego, castellano y latín, tras ser recibido en el Obradoiro con vivas y gritos enfervorizados

Unas 7.000 personas —entre las autoridades invitadas y los fieles que lograron acceder a la Plaza del Obradoiro— han escuchado este sábado en directo el mensaje con el que el Papa Benedicto XVI, que se define a sí mismo como "un peregrino más", dejó en la capital gallega para el conjunto de los ciudadanos europeos: "Europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo".

Lo hizo en su homilía, tras alertar de la "tragedia" que supuso en Europa que se "afirmase y divulgase" la convicción de que Dios es el "antagonista" del hombre y el "enemigo" de su libertad, cuando en realidad es "el origen de nuestro ser y cimiento y cúspide de su libertad, no su oponente". Su mensaje incidió en que, por tanto, no se le puede arrinconar en el ámbito privado, sino que hay que "abrirse" a Él.

"¿Cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana?", se ha preguntado el Santo Padre, antes de insistir en lo "necesario" que resulta que Dios vuelva a "resonar gozosamente" bajo los cielos de Europa. "Que esa palabra santa no se pronuncie jamás en vano, que no se pervierta haciéndola servir a fines que le son impropios", ha añadido Benedicto XIV en el corazón de la celebración eucarística, que se prolongó durante algo menos de dos horas.

La defensa de las raíces cristianas de Europa marcaron una homilía en la que el Sumo Pontífice ensalzó el Camino de Santiago y el significado de la peregrinación, así como del "genuino" espíritu jacobeo. "Quien peregrina a Santiago, en el fondo, lo hace para encontrarse sobre todo con Dios que, reflejado en la majestad de Cristo, lo acoge y bendice al llegar al Pórtico de la Gloria", aseguró.

Ante el silencio solicitado y atento de los fieles y tras llamar a "abrirse" a Dios, en ningún caso "enemigo" de la libertad del hombre, aprovechó también para proclamar la "gloria del hombre", pero también advertir "de las amenazas a su dignidad por el expolio de sus valores y riquezas originarios, por la marginación o la muerte infligidas a los más débiles y pobres".

Recibimiento emotivo en el obradoiro

Si bien la homilía fue el momento más esperado y el que los fieles concentrados en el Obradoiro vivieron con mayor intensidad, hubo más instantes cargados de emotividad en una celebración eucarística que se arrancó con unos 25 minutos de retraso sobre lo previsto —aproximadamente a las 18.55 horas— y que se prolongó durante casi dos horas.

El Papamóvil salió del Palacio Arzobispal unos diez minutos antes de empezar la misa y fue recibido con "vivas" y gritos enfervorizados de miles de fieles que, en algún caso, habían hecho cola durante horas para poder vivir en primera persona la celebración eucarística del Sumo Pontífice en esta visita pastoral a la comunidad gallega. Las campanas de las iglesias de la ciudad marcaron su punto de inicio.

"¡Viva el Papa! ¡Viva Benedicto!" o "¡Se nota, se siente, el Papa está presente!" fueron algunas de las proclamas que se escucharon esta tarde ante la Catedral compostelana, espectadora de piedra de la celebración eucarística que Benedicto XVI arrancó recordando que ésta es su "primera" visita a Santiago —también la primera que realiza un Papa en Año Santo— e insistió en que lo ha querido hacer "como un peregrino más".

Varias lenguas en la misa

El Santo Padre agradeció sus palabras de bienvenida al Arzobispo de Santiago —a quien el Santo Padre entregó un cáliz como recuerdo de su peregrinación— y introducir la celebración, acometió el acto penitencial, después del que coro y orquesta entonaron el Kyrie. A continuación, llegó el turno de las dos lecturas, la primera de ellas leída en gallego y la segunda en castellano.

El propio Benedicto XVI utilizó ambos idiomas, así como el latín, durante sus intervenciones en la celebración y ya el momento de su llegada a la capital gallega había pronunciado unas palabras de saludo en gallego. La aclamación al Evangelio y la entonación del 'Aleluya' fueron dos momentos muy emotivos, como también lo fue cuando el Papa dio la paz a los concelebrantes y diáconos.

Tras la comunión y la bendición final, llegó el momento de la despedida que se resolvió con un sonoro aplauso de los asistentes. Posteriormente, su Santidad mantuvo un breve encuentro con el líder del PP, Mariano Rajoy, antes de partir de nuevo hacia el aeropuerto de Lavacolla y volar hacia Barcelona. La lluvia respetó al Sumo Pontífice y la lluvia no hizo acto de presencia en ninguno de sus actos en la capital gallega.

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