El increíble mundo del 'cosplay'

  • El arte del disfraz adquiere una nueva dimensión con este fenómeno japonés que en España ya cuenta con una legión de adeptos.
  • Sus protagonistas, los cosplayers, nos cuentan sus secretos

Nariak, Elbereth, Narux y Ennehy llegan a la plaza de Callao (Madrid) un sábado por la mañana. Desde el mismo momento en el que bajan del taxi acaparan inmediatamente la atención de todos los transeúntes. Algunos observan sus trajes vistosos y sus pelucas con curiosidad, otros contienen la risa. Algunos piensan que se trata de una despedida de soltera. Otros que es un acto publicitario. Los más mayores fruncen el ceño. Pero hay quien reconocen de inmediato a las chicas: son cosplayers, y encarnan a las protagonistas de la serie japonesa Doremi.

Son calificados como frikis, pero en un mundo de grises, ellos aportan una explosión de color. Series manga, cómics, películas y videojuegos son su inspiración: es el arte de ser héroe por un día. Se trata de un fenómeno social que triunfa en todo el mundo y que en nuestro país suma más aficionados cada día.

<p>Cosplayers en Expocómic disfrazados de la serie 'Bleach'.</p>Así lo confirma Carles Santamaria, director del Salón del Manga de Barcelona: "Cada año hay más cosplayers y lugares en donde participar. En España hay multitud de eventos en los que una de sus actividades es un concurso de cosplay. Y en el Reino Unido y Francia la afición también ha aumentando en los últimos años y cada día va a más".

Los aficionados al cosplay viven su afición con intensidad y pasión,"pero diferencian claramente entre la realidad y la ficción", aclara Carles. En el día a día son completamente normales. "No hay ninguna diferencia entre el aficionado al fútbol o el seguidor de un grupo musical. Vemos normal ver gente disfrazada por Carnaval pero continuamos poniéndonos nerviosos ante chavales que disfrutan con una afición como el cosplay".

El fenómeno cosplay (costume play o juego de disfraces) surgió en los años 70 en el Comic Market de Odaiba (Tokio), donde fans del manga y el anime –películas de dibujos animados– comenzaron a vestirse como su personaje favorito. La afición de unos pocos se convirtió en una fiebre que contagió a Europa en los 80, donde ya existía una tradición previa –muy minoritaria– de disfrazarse de superhéroe en alguna feria del cómic. Tampoco hay que olvidar que en Estados Unidos seguidores de Star Trek y Star Wars llevaban años haciendo de cada convención una friki-pasarela.

Sin embargo la llegada masiva del manga a España en los 90 disparó la afición y hoy se puede hablar de una auténtica epidemia. La editorial Dolmen acaba de publicar la primera guía sobre el tema en nuestro país, Cosplay, el arte de disfrazarse, de Igor Gobbi, y las ferias de cómics sufren cada año la invasión de un ejército de narutos, gokus y otros personajes salidos de series como Digimon, Bleach o Inuyasha y videojuegos como Final Fantasy. Tampoco es raro verlos organizando duelos con sus armas de cartón o gomaespuma, lo que se conoce como soft combat.

Madrid, récord Guinness

La masificación de cosplayers en las ferias es tal que la madrileña Expomanga registró el pasado mayo el récord Guinness de cosplay con 310 participantes. "No dejan de sorprenderme cada año. El nivel de los concursos de cosplay ha subido muchísimo en poco tiempo", explica Daniel Delfa, organizador del evento.

También la afluencia. "Las listas para apuntarse vía Internet se acaban en horas". El coste del disfraz no es obstáculo: entre 80 y 120 euros, dependiendo de su complejidad. "Pero se puede resolver con unos vaqueros, un pelo alborotado y unas ojeras pintadas si tu personaje es L de Death Note", apunta Delfa.

El verdadero cosplayer se fabrica el traje e incluso lo interpreta, añadiendo detalles propios. Otra opción es comprarlo hecho a través de webs como cosplaymagic.com, pero suele resultar más caro.

Fabricando sueños

<p>Cosplayers en Callao (Madrid.</p>Nariak, Elbereth, Narux y Ennehy tienen entre 24 y 28 años y debutaron como cosplayers junto a otros amigos hace siete años con unos disfraces de El Señor de los Anillos. En su vida diaria se dedican a la cartografía, el magisterio o el turismo, pero gracias a su afición han aprendido a coser, cortar y peinar pelucas y manejar materiales como la fibra de vidrio, la gomaespuma y el látex para fabricar armaduras y otros accesorios que diseñan previamente en Autocad.

Incluso manejan programas de edición de sonido para sus puestas en escena. "Somos autodidactas, por ejemplo aprendimos a modelar la fibra de vidrio mirando tutoriales en Internet. Ahora tenemos varias maquinas de coser y mucha más facilidad para hacer patrones", explica una de ellas. "Hacer cosplay supone muchas horas de trabajo invertidas que después sólo se luce unas horas. Pero el ambiente de estos eventos hace que todo ese esfuerzo se vea recompensado. No es sólo meterte por un día en la piel de un personaje. Es también conocer a otros cosplayers, compartir tus experiencias haciendo el disfraz y animar a otros que aun no se atreven. Es muy divertido".

Sus esfuerzos no han caído en saco roto: su puesta en escena de Doremi obtuvo el premio al mejor cosplay en Expomanga 2009."Tardamos seis meses en realizarlo. Además de hacer los trajes , creamos el calzado y gorros, y construimos una flor a base de fibra de vidrio, junto con multitud de complementos (regaderas, paraguas que pintamos, un arcoiris, un sol). Fue una gran tarea pero nos hizo pasar muy buenos ratos juntas. Lo mejor de ese cosplay fueron los aplausos del público, casi se nos saltaron las lágrimas en el escenario", relatan las protagonistas.

Su grupo también ha sido premiado en otras siete ocasiones. Ellas nos cuentan el secreto de su éxito: "antes era muy habitual subir al escenario y sólo posar para enseñar tu disfraz, cosa que no se pasa por la cabeza de ningún cosplayer en la actualidad. Aprendimos que un cosplay no solo se compone de un buen traje, sino que hay que hacer una buena actuación, con un buen sonido y un buen atrezzo, es decir, hay que conseguir dar vida a los personajes en todas sus facetas, no sólo en base a la estética".

Por encima de todo, el cosplay supone para ellas divertirse con los amigos. “Nos hemos llegado a gastar hasta 200 euros por traje, pero si lo divides entre todos los fines de semana que nos hemos reunido para hacerlo, nos sale más barato que salir de copas", aseguran. "Siempre hemos sido un gran grupo de amigos... mucho más de lo que se aprecia en cada evento al que vamos. Detrás de la realización de algunos trajes, está el trabajo de gente que jamás ha querido subir al escenario".

Y así seguirán haciéndolo por mucho tiempo, mientras puedan.

Opciones para todos los gustos

<p>Revista de moda cosplay:  'Cosmode'.</p>La afición por el cosplay no tiene límites. En Japón (barrio Harajuku de Tokio), muchos hacen de su disfraz un atuendo diario o incorporan a su ropa colas, orejas, etc. (cosplay life style).

También hay cosplay porno (hentai cosplay), con actores disfrazados, cazadores de cosplayers (kamoko), que coleccionan fotos, cafés y restaurantes con camareras disfrazadas y revistas de moda como Cosmode. Entre las tendencias: el crossplay (vestirse del sexo opuesto) y el cosplay retro sobre series de los setenta: Mazinguer Z, Doraemon, Captain Harlock...

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