Los cuerpos de soldados alemanes caídos en España durante el transcurso de las dos guerras mundiales reposan desde los años 80 en el Cementerio Militar Alemán de la localidad cacereña de Cuacos de Yuste. Rudi, Karl, Josef o Detrich son algunos de los nombres de estos 180 soldados germanos que fallecieron en España en ambas contiendas.

Emplazado a tan sólo unos 100 metros del Monasterio de Yuste, donde pasó los últimos años de su vida el Emperador y Rey Carlos I de España y V de Alemania, este campo santo, de propiedad germana, alberga los restos de 26 militares que murieron en la Primera Guerra Mundial y otros 154 soldados fallecidos en la segunda, todos ellos encontrados en territorio español.

Localizado en la Ruta del Emperador, dispone en su entrada de una cruz gigantesca y de una lápida de mármol donde aparece el nombre de la asociación alemana encargada de su conservación y ya en el interior, dispersas entre los olivos, aparecen las sepulturas con una cruz de granito oscuro, en cuya inscripción figura el nombre del militar caído y su año de nacimiento y muerte.

El alcalde de esta localidad cacereña, Sixto Teno Labrador, ha explicado a Europa Press Televisión que los restos de estos militares fueron trasladados entre 1980 y 1983 hasta Cuacos de Yuste tras la firma de "un acuerdo" entre Alemania y España, para reunir en un mismo sitio a todos ellos.

Asimismo, el regidor extremeño ha recordado que "todos los años", coincidiendo con "el Día de la Nación Alemana" se realiza en este camposanto un acto "emotivo" y "religioso" en recuerdo por los caídos", al que asiste el embajador alemán en España, entre otras personalidades.

Del mismo modo, el alcalde ha destacado el "reclamo" turístico de este lugar para el municipio, pues según ha apuntado "la curiosidad" de conocer un cementerio militar atrae a muchos turistas.

Algunas de las personas que observan las tumbas de los militares germanos, como es el caso del catalán Josep, defienden que "es una maravilla" de sitio en el que destaca "la paz y descanso" que se respira en el ambiente.

Entre todas las lápidas, llaman la atención varias levantadas en homenaje a los soldados desconocidos, que hacen alusión a aquellos que murieron en suelo español durante las dos guerras, pero cuyos restos no han sido hallados.