David Julius y Baruch Minke reclaman más recursos para la investigación del dolor

Los científicos David Julius (EEUU) y Baruch Minke (Israel) han insistido en la necesidad de que se destinen más recursos a la investigación del dolor. "Una fracción de lo que se dedica al cáncer podría hacer milagros si se destinase a la investigación del dolor", ha dicho Baruch Minke. Así, los científicos han considerado "sorprendente" que en la Unión Europea no exista ningún programa específico destinado al respecto.

Los científicos David Julius (EEUU) y Baruch Minke (Israel) han insistido en la necesidad de que se destinen más recursos a la investigación del dolor. "Una fracción de lo que se dedica al cáncer podría hacer milagros si se destinase a la investigación del dolor", ha dicho Baruch Minke. Así, los científicos han considerado "sorprendente" que en la Unión Europea no exista ningún programa específico destinado al respecto.

Julius y Minke han hecho estas afirmaciones en una rueda de prensa ofrecida en el Hotel Reconquista de Oviedo. Los dos investigadores son los ganadores este año del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, junto con la científica Linda Watkins, que ofrecerá otra rueda de prensa en la jornada del miércoles. Sus descubrimientos de estos tres científicos abren vías al diseño de terapias y medicamentos específicos para el tratamiento selectivo de los diferentes tipos de dolor, uno de los grandes retos de la medicina.

Minke ha explicado que el dolor es algo que afecta casi a la mitad de la población a partir de cierta edad. A pesar de ello, hasta hace muy poco no se ha considerado como entidad patológica con derecho propio. "Hasta entonces era más bien considerado como un síntoma", ha explicado. Julius ha explicado que no hay tampoco hoy en día ningún estudio específico para el dolor.

Una de las razones de que la investigación sobre el dolor no haya sido lo suficientemente valorada hasta la fecha, según Minke, es la "confusión" entre distintas áreas. "La gente lo contempla como un efecto de otras enfermedades graves, no como algo que merezca una investigación propia, pero se mueren con dolor, algo que es impensable", ha dicho.

En la misma línea, Julius ha señalado que existen personas que sufren dolor crónico que se desarrolla a partir de un traumatismo y que conviven con el mismo durante toda su vida. "El dolor por sí mismo es un trastorno que merece un estudio propio", ha aseverado. Así, confía en que todo esto se traduzca en "mecanismos de investigación específica".

El objetivo de estos científicos con sus investigaciones es detectar "nuevas dianas" que permitan la elaboración de fármacos que permitan tratar del dolor de la mejor manera posible. Así confían en que en los próximos años aparezcan esos fármacos.

Julius ha reconocido que puede decirse que cada persona tiene su propio "umbral específico" del dolor, que depende de dos aspectos. Por un lado de la fisiología pero por otro lado del propio cerebro humano. El problema, ha comentado Julius, es que aún no se conoce demasiado bien cómo funciona el cerebro. Otro componente a tener en cuenta y que también influye en el dolor son los genes, aunque lo cierto es que todavía no existen estudios detallados sobre humanos en este sentido.

Minke, por su parte, ha puesto un ejemplo gráfico cuando ha dicho que en la guerra, hay soldados que reciben una herida muy grave y que, sin embargo, no la perciben en el momento, para explicar la complejidad del mecanismo del dolor. "Tiene un componente muy importante que se encuentra en el cerebro", ha señalado.

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