Las 'supermujeres' padecen estrés, angustia, irritabilidad y dolor físico

  • El exceso de trabajo aumenta sus dolencias.
  • El 52% se encarga de todas las tareas del hogar.
  • El 81% de 25 a 54 años también trabaja fuera de casa.
  • Una mujer con un empleo remunerado trabaja 15,45 horas al día.
Úrsula Rubio y Cristina Chiva, dos supermujeres en sus lugares de trabajo.
Úrsula Rubio y Cristina Chiva, dos supermujeres en sus lugares de trabajo.
HUGO FERNÁNDEZ
Úrsula Rubio y Cristina Chiva, dos supermujeres en sus lugares de trabajo.

Estrés, irritabilidad angustia, problemas para dormir, dolor físico, menos tiempo para socializarse, formarse y crecer en el trabajo o problemas con la pareja. Éstas son algunas de las secuelas que se extienden entre las supermujeres, aquellas que hacen horas extra en el hogar al salir del trabajo, que son la mayoría. 20 minutos ha analizado el fenómeno tras recibir una carta de una de ellas, Maribel Pastor, que reproducimos junto con este artículo bajo el título Yo nunca tengo derecho a la huelga.

"Ejercer de supermujer no es la situación óptima. Organismo, mente y emociones resultan forzados", apunta la psicóloga de Ddivan Isabel Coch. Además, los hijos las ven como un ejemplo y pueden mimetizar el comportamiento. "Ofrecen la máxima energía en muchas áreas externas (profesión, casa, hijos, padres) sin dar demasiado (o nada) espacio a su parcela", afirma.

Según Salud Pública, una mujer con un trabajo remunerado trabaja 15,45 horas al día ante las 9 de las amas de casa de casa: un 75% más. Y es que un 52% de las mujeres se hace cargo de todas las tareas del hogar, frente al 10% de los hombres, según fuentes de Idescat. Con los niños, son las cuidadores principales en el 39%; entre los hombres, un 1,3% lo hace. Fuera del hogar, un 81% de mujeres de entre 25 y 54 años es activa (un 94% en hombres).

"Siempre tienen más de una responsabilidad: trabajo, cuidado de otra persona, transmisión de valores a los hijos...", explica la presidenta del Instituto Catalán de las Mujeres, Marta Selva, reticente a hablar de supermujeres. "A pocas les gusta. No es ningún elogio", comenta. Para ella, hace falta "un cambio cultural, que se está produciendo".

Sara Moreno, investigadora de la UAB (Estudios Sociológicos de Vida Doméstica), lamenta que siga la división sexual: "Desde hace 30 años, las mujeres han entrado masivamente en el mercado laboral. Los hombres no lo han hecho en la esfera doméstica". Las cosas cambian despacio, y más en la población cualificada. También es cosa de generaciones. "El cambio es más de discurso que de práctica", matiza Moreno. Lo corrobora la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres, Imma Fuyà: "Mucha parte de que la educación de los hijos es compartida, pero no se ha llegado al 50%. La mujer es quien lleva al niño al pediatra".

"Yo nunca tengo derecho a la huelga"

Soy todo, pero quisiera volver a ser yo. Trabajo fuera de casa y dentro. Soy madre de mis hijos, mujer de mi marido, hija de mis padres, secretaria de todo: organizadora, ayudante, cumplidora. No puedo fallar. Quizá me lo impongo. No culpo a nadie. Intento conciliar mil horarios, puentes, vacaciones en marzo, comidas, enfermedades de los niños, médicos, colegios y otros. No puedo dejar de lado nada. Y debo cumplir en el trabajo al 100%. Es un agobio. No sé qué hemos ganado las mujeres. Hay tres opciones: tener chacha, que tu suegra o madre sean tu auxiliar, o tirar de todo. Y no dejar de trabajar, que el dinero hace falta y estamos preparadas. No nos gusta ser sólo amas de casa. No echo nada en cara a los maridos; pero sí a los horarios. Hoy, la realidad es esta. No creo que sea yo sola. Yo nunca tengo derecho a la huelga. (Maribel Pastor)

ÚRSULA RUBIO, profesora y madre de un niño.

Para hacer la entrevista, Úrsula pide planificarla para cuadrarla con su horario. Cada mañana trabaja en una entidad financiera y dos tardes a la semana da clases de matemáticas. Las otras tres las pasa con su hijo: lo va a buscar, le ayuda con los deberes, va a la biblioteca con él, etc. "Cuando tengo un agujero, compro, pongo la lavadora o el lavavajillas. Mi marido llega tarde y últimamente me toca una parte importante de sus labores", sigue. Con las amigas araña minutos para hacer un café. Otras veces los maridos se quedan con los niños y ellas salen. Pero, ¿tiene tiempo para sí misma? "No tengo. Si tengo cinco minutos, hay una lista de cosas pendientes que no se acaban nunca", asevera.

CRISTINA CHIVA, investigadora y madre de tres niños

Cristina se levanta cada mañana a las 7. "Almuerzo, visto a los tres niños y me marcho al trabajo en bicicleta, donde paso todo el día", comenta desde el laboratorio del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona. A la salida, va a buscar a los niños o los lleva a hacer actividades extraescolares, aunque, a veces, lo comparte con su marido. Son las 9 de la noche, cuando los menores se van a dormir. ¿Cuando busca tiempo para ella? "Cuando los niños están en cama, cuando voy en bici, un mediodía a la semana que hago yoga o alguna mañana que puedo ir a andar", dice. "Menos mal que tenemos una señora que nos ayuda. Además, me lo voy combinando con mi marido. Por ejemplo, yo llevo a los niños y él los va a buscar. Él también los ducha", concluye.

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