La UIMP elogia la concesión del Nobel a Vargas Llosa y destaca su compromiso con la educación

El escritor obtuvo el Premio Internacional Menéndez Pelayo en 1999 y fue distinguido con la Medalla de Honor de la UIMP en 1983

El rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Salvador Ordóñez, y su equipo de gobierno han elogiado la concesión del Premio Nóbel de Literatura 2010 al escritor peruano Mario Vargas Llosa, al que ha definido como un "célebre" pensador y creador "muy comprometido" con la educación.

En un comunicado, la UIMP ha destacado la "estrecha relación" de Vargas Llosa con la institución académica en las dos últimas décadas, recordando que el autor de 'La ciudad y los perros' obtuvo el Premio Internacional Menéndez Pelayo en 1999, fue distinguido con la Medalla de Honor de la Universidad en 1983 y pronunció la lección inaugural de los Cursos de Verano de Santander en 2004, bajo el título 'Contar cuentos'.

Además, compartió su magisterio con los alumnos de la UIMP en más de una docena de actividades académicas como, por ejemplo, los Cursos Magistrales 'Teoría y práctica de la novela' (1997), 'Novela y política. Un análisis autocrítico' (1999), 'Historia y ficción: Flora Tristán y Paul Gauguin' (2001) o 'Flora Tristán: agitadora y feminista' (2002); el curso 'En torno a "Los Miserables"' (2003), incluido en el ciclo 'El Autor y su obra', o el seminario 'Encuentro con Karl Popper' (1991).

El escritor, que publicará en noviembre su última novela 'El sueño del celta', protagonizó en cinco ocasiones uno de los ciclos más tradicionales de la Universidad como es la tribuna de los Martes Literarios -durante los veranos de 1997 a 2003- y participó en el ciclo Conversaciones en La Magdalena, en 2004.

Junto con Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte puso voz a la 'II Cita internacional de la literatura en español. Lecciones y maestros', organizada por la Fundación Santillana y la UIMP, en la localidad cántabra de Santillana del Mar, donde afirmó que el escritor "no puede rehuir una responsabilidad que trasciende lo puramente literario".

En su intervención, el autor de 'La fiesta del Chivo' hizo hincapié en que la "buena literatura", la obra maestra, deja "siempre" un sedimento en la personalidad, en la memoria, en la sensibilidad del lector que luego, de manera imprevisible, actúa a través de su conciencia y de sus actos.

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