El actor y director Tim Robbins visita España para inaugurar su carrera musical

  • El ganador de un Oscar por Mystic River acaba de grabar un disco.
  • Su banda se llama The Rogues y practica música americana de raíces.
  • Tocará en Madrid el jueves 7 y, un día después, en Zaragoza.

Resulta chocante ver una imagen de Tim Robbins en las paredes de nuestros callejones, embutido entre carteles de conciertos de grupos de punk o de solistas underground. Aunque, superado el desconcierto inicial, no es descabellado pensar que este fantástico actor encaja tanto iluminando una sala de cine como dando rienda suelta a su vena combativa sobre un escenario. No es frecuente que alguien que roce los 52 años publique su primer disco, pero si algo caracteriza a este carismático estadounidense es haberse labrado una carrera tremendamente personal e inusual.

El gran público le conoce, especialmente, por sus habilidades delante de una cámara, dando vida a sujetos modélicos y heroicos como el personaje principal de Cadena Perpetua o encarnando a figuras más tétricas y perturbadoras como en Vidas Cruzadas o, sobre todo, en la espectacular Mystic River, donde su rol de padre de familia consumido por los fantasmas del pasado le valió un merecidísimo Oscar.

También gozó de bastante repercusión, y de hecho fue nominado a la estatuilla como mejor director, como máximo responsable de Pena De Muerte, que escribió y filmó. Pero no conviene desdeñar otras actividades menos conocidas, pero igual de interesantes. Una de ellas, en particular, contribuye a explicar que Robbins, y gracias a la mediación de Mercury Wheels, visite nuestro país con una banda llamada The Rogues a obsequiarnos con actuaciones de música americana tradicional.

En 1992, aún semidesconocido, debutó como realizador y guionista con una infravaloradísima maravilla llamada Ciudadano Bob Roberts, donde el ex novio de Susan Sarandon mutó en un político cantante de folk, y que interpretaba con bastante estilo diversas canciones en clave satírica a lo largo de la película. Aún no se había puesto de moda elevar la voz ante las injusticias cometidas por el gobierno estadounidense, acto necesario y coherente en muchos pero quizá no tan creíble en otros, y Robbins ya demostraba su inclinación hacia las guitarras, las melodías afiladas y las estrofas contestatarias.

Violín, armonio, zanfona...

Pues bien, casi dos décadas después, el californiano inaugura en su casillero de hazañas una carrera musical en toda regla con un álbum y, en lo relativo a España, con dos actuaciones que prometen ser muy especiales. Tim Robbin & The Rogues Gallery Band, que fundamentará ambas actuaciones, es un disco de raíces americanas tremendamente elaborado y apasionado, con multitud de detalles.

Incluye instrumentación muy diversa, casi se podría decir exótica, con peculiares aderezos de violín, armonio, zanfona, acordeón y corno inglés. Robbins, que también goza de un meritorio curriculum en el mundo del teatro, no tiene intención de abandonar la interpretación o colgar la claqueta, pero confiesa que el directo tiene algo que le emociona más que el cine.

Madrid (jueves 7, sala Caracol) y Zaragoza (viernes 8, Festival de Música Independiente de Zaragoza) tendrán el privilegio de comprobar el entusiasmo y el talento musical de alguien tan inquieto y admirable como Tim Robbins.

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