Tradición e historia en el Día grande de la Comunitat Valenciana

  • Conmemora la entrada del rey Jaime I en la ciudad del Turia.
  • Los actos festivos arrancan con un espectáculo pirotécnico.
  • También se celebra san Dionisio, patrón de los enamorados.
Ciudad de las artes y de las ciencias.
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Leinahtan
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El 9 de octubre es una jornada de mucho ajetreo para los valencianos y valencianas. No sólo se celebra el Día de la Comunitat en recuerdo de la entrada del rey Jaime I en la capital de la región en 1238, sino que también se conmemora san Dionisio, patrón de los enamorados de esta parte de España.

Catedral de ValenciaPero vayamos por partes. El Día de la Comunitat Valenciana empezó a festejarse en 1976. Sin embargo, la capital tiene marcada en rojo esta fecha desde 1338, año en que se celebró el centenario de la llegada del monarca con una procesión. Los vecinos portaban el Estandarte Real al tiempo que pedían ayuda al patrón para superar la hambruna existente.

Actualmente, los actos festivos arrancan el día 8 de octubre con un espectacular festival pirotécnico que congrega a miles de personas a orillas del río Turia. Al día siguiente tiene lugar la recepción institucional que ofrece el presidente de la Generalitat, Francisco Camps. Cada año se homenajea a distintas personalidades valencianas.

La procesión cívica de la Señera es otra de las citas a tener en cuenta. Comienza con la bajada de la bandera desde el balcón principal del Ayuntamiento y su traslado en procesión hasta la Catedral. Allí se celebra un tedeum y, a continuación, la comitiva hace una ofrenda floral ante la estatua ecuestre del rey Jaime. La ceremonia sigue con la interpretación del himno valenciano y la entrega de la Señera en la casa consistorial. Una mascletá señala el final de la procesión.
Palau de la GeneralitatPero la fiesta continúa. La Mocaorà es una tradición gastronómica que tiene un curioso origen. Cuando Felipe V aprobó los Decretos de Nueva Planta, en 1715, las mascletás quedaron suprimidas. Para sortear de alguna manera la prohibición, los confiteros de la ciudad empezaron a cocinar mazapanes en forma cohetes. Años después, los enamorados empezaron a regalárselos a sus parejas envueltos en un pañuelo de seda atado por sus cuatro puntas.

Esta costumbre pervive hoy en día, aunque ahora también se obsequia con estos dulces a las madres. Se calcula que cada año se emplean 70.000 kilos de mazapanes para elaborar unas 200.000 mocaoràs.

Otro acto singular, si bien menos antiguo ya que data de 2003, es la Entrada de Moros y Cristianos Ciudad de Valencia, un desfile de cinco horas de duración formado todas las comparsas de la ciudad, que realizan su recorrido ante 3.000 personas mientras suena la música interpretada por una treintena de bandas de música.

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