El nuevo incidente con Gibraltar acaba con varios meses de ausencia de disputas

Vista del peñón de Gibraltar, desde el aeropuerto. (Efe)
Vista del peñón de Gibraltar, desde el aeropuerto. (Efe)
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Vista del peñón de Gibraltar, desde el aeropuerto. (Efe)

El último incidente diplomático entre España y Gibraltar ha concluido de manera amistosa: con un comunicado del Gobierno de Peter Caruana en el que entona el mea culpa por la incursión de dos policías gibraltareños en una vivienda de Cádiz cuando investigaban un presunto robo.

Este roce diplomático, una china en el zapato de la historia de las relaciones bilaterales entre ambos, es el primero de esta naturaleza que tiene lugar en 2010. Quizá por ello el embajador de Gibraltar ha dicho este sábado que dicho  rifirrafe fronterizo "da más relevancia aún si cabe a la colaboración" hispano-británica-gibraltareña en el marco del Foro Tripartito de diálogo, la instancia que dirime el conflicto.

Han sido, pues, bastantes meses de calma en el Peñón. En febrero tuvo lugar el 25 aniversario de la apertura de la Verja de Gibraltar sin avances sobre la soberanía, pero con la esperanza de dejar atrás un 2009 trufado de minicrisis y también de acontecimientos históricos, como la visita de Miguel Ángel Moratinos, la primera de un ministro español, a la colonia.

Un tenso e histórico 2009

Dichas minicrisis tuvieron su punto culminante a finales de 2009, cuando dos incidentes territoriales y el cierre de la oficina gibraltareña en Madrid amenazaron con romper el idilio suscitado tras la visita ministerial. Sobre el cierre de la oficina, nada se ha vuelto a decir, y los dos incidentes fueron solventados por la vía diplomática en un par de semanas.

En el primero de ellos, que tuvo lugar en noviembre, una patrullera británica disparaba contra una boya con los colores de la bandera española "a más de cinco millas" de Gibraltar. Hecho que suscitó la protesta del Ministerio de Exteriores y que, como el incidente de este sábado, se saldó con las excusas presentadas por el embajador británico y la aceptación de las mismas por el entonces ministro Moratinos.

Un mes después, en diciembre, cuatro agentes de la Guardia Civil fueron retenidos durante más de dos horas por la Policía gribraltareña tras haber entrado en una patrullera del Instituto Armado en aguas del Peñón cuando perseguían a una zódiac en la que se sospechaba que pudieran viajar presuntos narcotraficantes.El incidente se solucionó por la misma vía de las excusas, en este caso del Gobierno español.

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