No importa la época del año, ni siquiera las vacaciones, porque un escritor –o al menos uno de vocación, pasión y oficio– jamás desconecta. La historia, la novela, la columna y a fin de cuentas, el relato, está en todas partes, y si hay una antena refinada, rápida y literaria en nuestro país, ésa es la de Juan José Millás, que en unas semanas volverá a deleitar a su legión de seguidores, esa mezcla de élite y pueblo que lo adora, con la obra Lo que sé de los enanos (Seix Barral).

Difícilmente el título podría ser más 'Millás'. Un Millás recién regresado de su cambio de escenario veraniego, que se fue de vacaciones con la sensación de los deberes hechos: la novela tan esperada (desde 2007 no publicaba una, aunque en 2008 sacó el libro de cuentos Los objetos nos llaman) ya estaba en la editorial. Pero su radar no ha parado. Entre los varios proyectos que siempre está acometiendo hay uno nuevo: un texto escrito por él que, según nos cuenta, interpretará seguramente Juan Diego.

Al abrigo de otro oficio

Este valenciano de 64 años, criado en la madrileña calle de Canillas, logró con el esfuerzo, la constancia y la renuncia tan propia de los currantes de su generación salir del despacho de administrativo de Iberia en el que trabajaba de ocho a tres. "A veces, por motivos económicos, tenía que hacer horas extra, y trabajaba también de cuatro a ocho; entonces escribía de noche. En aquellos tiempos recuerdo que memorizaba los poemas y al llegar a casa los escribía. No tengo mal recuerdo, pero fue una época rara", nos cuenta.

Un trabajo administrativo que no le interesaba en absoluto a alguien tan capaz de trasladar la más mínima impresión a la alta literatura, pero que le permitía escribir. No era siquiera su anhelo vivir de la literatura: "Jamás, ni en mis delirios más fuertes, se me ocurrió algo así. Los modelos que yo tenía eran de escritores que se ganaban la vida en otro oficio". ¿Y a qué escritores admira el autor de El mundo? Sin pretensiones ni disfraz, demostrando sus muchas tablas en el oficio periodístico, responde: "A mi edad, la biografía lectora es enorme. Por recurrir al tópico podría decir Kafka, Joyce, Flauvert, Tosltoi..., pero sería eso, recurrir a un tópico".

Antes de Iberia tuvo otros trabajos igual de poco estimulantes para el escritor que, incansablemente, seguía puliéndose a la sombra de aburridas gestiones. Algo que sin duda le daría para un buen titular, pero que a Millás, tal vez por humildad, no le inspira: "No tengo ni idea". ¿Así se titularía? ¿El hombre que no tenía ni idea? Su risa es tan irónica como casi todos sus textos.

No fue, al parecer, un alumno excepcional en el colegio, pero llegó a la Universidad, en la que se decantó por otra pasión: la Filosofía. Sin embargo, la aventura acabaría en decepción; no eran buenos tiempos para una mente crítica, así que abandonó al especializarse en Filosofía Pura.

Casado en 1968 por primera vez (se separaría y volvería a contraer matrimonio) tendría antes (ese mismo año) un niño de carne y hueso que un preciado 'bebé de letras'. Era el primero de los dos hijos que tiene el autor. Su primera obra la escribiría en 1972. Jamás se ha publicado y el escritor que luego se metió a periodista dice de ella que "tenía todos los errores e ingenuidades".

La primera en publicarse fue Cerbero son las sombras: "Fue el momento más importante de mi vida profesional, cuando tuve mi primera novela publicada en mis manos". Eran tiempos complicados: "Ahora con la autoedición es mucho más sencillo. La edición en ese sentido ha perdido prestigio. En aquella época, un libro publicado era algo extraordinario. Hoy no lo es".

El 'desorden' que lo lanza

Vendrían después Visión del ahogado, El jardín vacío y Papel mojado, pero para seducir al público tendría que llegar El desorden de tu nombre (1984). Con ella se puso al fin la gran medalla, la de los lectores.

Seguiría trabajando en Iberia hasta 1993, cuando ya, tras ganar el Nadal y encontrar un gran hueco en la prensa, no podía abarcarlo todo. Y se arriesgó. El Millás actual dio comienzo: se acabaron los papeles de despacho para dar paso al escritor y periodista que no entiende cómo hay quienes desprecian la escritura en un periódico. La prueba, el género por él creado: los articuentos. Un ejemplo más del inconformismo y el riesgo que definen su carrera en cualquiera de sus direcciones y sus letras.

Una búsqueda adolescente

"¿Tú sabes que la primera palabra que busca un chico en una enciclopedia es 'puta’?". Es la primera reacción de Millás cuando le pregunto si es cierto que le debemos su literatura a la lectura que siendo un niño hizo del artículo 'muerte' en una enciclopedia. "Tras esa búsqueda, viene la de la palabra 'muerte' –añade el autor de Laura y Julio–. Aquel texto me incitó a seguir leyendo... y mi pasión lectora me empujó a la escritura".

Una película. 'El hombre que mató a Liberty Valance'. Dirigida por John Ford en 1962 e interpretada por James Stewart, John Wayne y Lee Marvin, entre otros, es la película elegida por Millás. No se lo piensa dos veces el autor de La soledad era esto y se decanta por una historia de personajes atormentados. Paramount, 6,95 euros.

Un disco. 'El hombre del traje gris'. Le gusta, según nos dice el creador de Todo son preguntas, este disco de Joaquín Sabina, y la verdad es que no nos sorprende: le pega que le guste. Un trabajo que el cantautor sacaba al mercado en el año 1988 y en el que, entre otras, está una de sus más conocidas canciones, ¿Quién me ha robado el mes de abril? Sony, 9,50 euros.

Un libro. 'El mundo'. Obra ganadora del polémico Planeta cuyo finalista fue además Boris Izaguirre. No obstante, la obra cumple, y otro galardón avaló la novela: el Nacional de Narrativa. "Una autobiografía novelada o una novela biográfica" protagonizada por el preadolescente que fue es como definió este libro el propio Millás. Planeta, 6,96 euros.