Esperanza para la joven marroquí amenazada y expulsada del país

  • El Gobierno le concede un "permiso de viaje".
  • Vive en Vitoria en un piso tutelado por Cruz Roja.
Soni e Ikram, en el puerto de Melilla.
Soni e Ikram, en el puerto de Melilla.
JOSÉ PALAZÓN
Soni e Ikram, en el puerto de Melilla.

Vitoria es una ciudad fría. Pero Melilla era asfixiante. La ciudad mediterránea había visto crecer sus sueños, pero allí habitaban demasiados fantasmas. La casualidad los presentó. Y juntos se reinventaron. Ella huía de un marido marroquí con olor a etanol. Y él buscaba un futuro imposible en la India. Un hijo reactivó su optimismo. Soñaban con Europa. Pero deliraban con la Policía europea. Soni había sido amenazado con la expulsión. E Ikram, con la muerte: su familia la acosaba por haberse enamorado de un joven no musulmán. La Policía la perseguía por mantener relaciones fuera del matrimonio. Y la cárcel esperaba su ingreso por haber sido madre soltera.

El riesgo de exclusión social no intimidó a la Comisión Interministerial de Asilo y Refugio. La resolución de permiso de residencia en España fue negativa. El Gobierno desestimó su petición por no estar "acreditado" que fuese a ser perseguida en su país. Habían intimado tanto con la ilegalidad que el plazo de 15 días que le dio el Gobierno para abandonar Melilla fue una caricia en la nuca. Seguirían esquivando a la Justicia hasta que se hiciese justicia. Mientras la Comisión de Ayuda al Refugiado fantaseaba con extravagantes fórmulas legales para regular la situación de Ikram y Soni, el Gobierno propuso un salvoconducto extraño y surrealista que se activa en casos críticos.

El permiso de viaje es, oficialmente, un documento que autoriza a inmigrantes irregulares la salida de Melilla hacia la Península con la condición de que los beneficiarios se comprometan a abandonar España en un plazo de 15 días. Extraoficialmente, el permiso de viaje es el reconocimiento encubierto de residencia. "La signatura del documento cubre las espaldas a los policías y al Ministerio del Interior. Pero el Gobierno sabe que ese permiso es la salida de emergencia para los inmigrantes que merecen permanecer en la Península por causas humanitarias", explica José Palazón, presidente de la asociación Prodein.

Permiso de residencia

El 11 de agosto, Soni e Ikram viajaron hasta el puerto de Melilla. Embarcaron hacia Málaga. Y de Málaga, a Vitoria. "Me muero de frío. Pero esta ciudad es infinitamente más bonita". La pareja y otras cinco familias comparten un piso tutelado por Cruz Roja. La institución humanitaria asesora y gestiona los expedientes de los solicitantes de asilo para que puedan conseguir los papeles. Soni ya ha recibido el libro de familia y la tarjeta sanitaria. Sueña con un trabajo. Para visitar Melilla en calidad de turista. Invitar a cenar a sus mecenas de la ciudad autónoma. Y viajar hasta la India para presentar a su pequeño vástago. Nacionalizado español.

Gobierno "kafkiano"

La polémica diplomática suscitada por el incidente de los activistas pro Sáhara, supuestamente golpeados por la Policía marroquí en El Aaiún, todavía genera titulares. IU denunció este miércoles la "cobardía" y la "sumisión" mostrada por el Gobierno ante las exigencias de Marruecos y expresó su solidaridad con las personas agredidas en el Sáhara. "Resulta kafkiano que Exteriores recomiende que se respeten las leyes marroquíes cuando el reino alauí es un régimen que no reconoce derechos como la libertad de expresión", matizó el coordinador de IU en Asturias. Por su parte, Zapatero reiteró que no existe ningún problema de fondo con Marruecos.

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