Las memorias de Tony Blair: "Sabía que Gordon Brown iba a ser un desastre"

  • Se publican las memorias de Tony Blair en Reino Unido; afirma no arrepentirse de su papel en la guerra de Irak.
  • El ex mandatario cuenta que José María Aznar le dijo que en España "sólo un 4 % estaba a favor de una acción militar".
  • Escribe que Brown, su sucesor, era "por momentos exasperante".

Este miércoles se han puesto a la venta en Gran Bretaña las secretas -hasta ahora su contenido había sido celosamente guardado- memorias del ex primer ministro británico Tony Blair, titulado A journey (Un viaje). En total 700 páginas donde el ex premier da un repaso a sus 10 años de gobierno, incluyendo la muerte de Lady Di o la guerra de Irak -de la que sigue sin arrepentirse-.

Sin embargo, lo más destacado de esta monumental obra política es su descripción de Gordon Brown, su sucesor en el cargo y que dimitió tras perder las últimas elecciones. De él dice que tiene "cero inteligencia emocional", que es de trato "difícil y por momentos exasperante" y que perdió "por abandonar las fórmulas del Nuevo Laborismo".

Blair asegura que Brown no iba a funcionar como Primer Ministro -"sabía que sería un desastre"-, pero en 2007 cuando abandonó el cargo "habría sido casi imposible encontrar otro candidato". Las memorias sólo confirman la conocida e histórica rivalidad entre los dos líderes británicos, que Blair asegura que es cuestión de "política" y no de "personalidades".

Al mismo tiempo explica que con la destitución de Brown sólo habría conseguido desestabilizar el partido y hacer más rápida su ascensión a la jefatura del Gobierno. "Tenerle dentro y constreñido era mejor que tenerle fuera y darle rienda suelta o, peor aún, convertirse en la figura de una fuerza más dañina hacia la izquierda", se lee en las memorias.

Como todo no va a ser negativo, Blair define a Brown como un hombre "firme, capaz y brillante" que poseía una gran influencia en el Partido Laborista y los medios de comunicación, una posición que habría dificultado su marcha de la cartera del Tesoro.

El libro abarca multitud de temas, entre ellos la muerte de Diana de Gales, las negociaciones de paz de Irlanda del Norte, las distintas guerras en las que ha intervenido Reino Unido y la lucha contra el terrorismo.

Respecto a la guerra de Irak, de donde estos días salen las últimas tropas de combate estadounidense, el ex dignatario vuelve a disculparse por las bajas británicas, si bien no se arrepiente de haber participado en la invasión que en 2003 acabó con la dictadura de Sadam Husein. Blair insiste en que habría sido un "gran riesgo" dejar a Husein y a sus hijos al frente del país árabe. "No anticipamos el papel de Al Qaeda o Irán" en la planificación de las repercusiones del conflicto", admite.

En este sentido, Blair habla de su relación con José María Aznar, al que conoció a finales de mayo de 1997 poco después de su llegada al número 10 de Downing Street. El británico califica al español como un "duro negociador" en Bruselas y como un generoso anfitrión, entre otras cosas.

La decisión de atacar Irak

Blair recuerda en el libro que la opinión pública europea estaba muy en contra de atacar a Irak como pretendían él y el presidente de EEUU, George W. Bush. "José María Aznar me dijo que (en España) sólo un 4 % estaba a favor de una acción militar. Y yo le dije que ése era más o menos el porcentaje que se obtendría si se preguntaba a la gente si creía que Elvis Presley estaba aún vivo".

"Pero (Aznar) era un tipo duro y estaba decidido a permanecer firme junto a (los EEUU de) América. Creía, como yo, que la posibilidad de un vínculo entre la proliferación de armas de destrucción masiva y grupos terroristas era demasiado real para aceptarla, y había llegado el momento de tomar postura frente al régimen, el de Sadam (Husein), que había recurrido a esas armas", escribe Blair.

Por otro lado, relata cómo Aznar necesitaba que el tratado de Amsterdam reflejase "la posición especial de España como recipiente de apoyo europeo y como un país grande junto a otros grandes, no un país pequeño". "Esto era un problema para los otros 'grandes', en especial para los alemanes, dirigidos por Helmut Kohl", escribe.

Los holandeses "recurrieron, con apoyo alemán, a la vieja táctica de dejar para el final las demandas españolas", recuerda Blair, según el cual se trataba de presionar a España advirtiéndola de que su obstinación ponía en peligro "la estabilidad de Europa". "¿Es que no tenéis sentido de la historia? ¿Queréis ser responsables del fracaso europeo?, etc. Muchas tonterías, pero que han resultado eficaces en numerosas ocasiones", explica.

"No así con Aznar", agrega Blair, que recuerda que después de que se le ofreciera "un compromiso, ni bueno ni malo", el entonces presidente español insistió en sus exigencias y se fue a la sala de al lado a fumar un cigarro. Según la versión de Blair, todos intentaron ablandar al jefe de Gobierno español, cada uno a su manera; finalmente, el canciller federal alemán, Helmut Kohl "se levantó de su asiento y se fue con su considerable peso a ver a Aznar", cuenta Blair, quien le compara a una especie de "fuerza inexorable en busca de un erizo".

"Ya lo sé. Estoy tan triste"

"Regresó todo perplejo. Inexplicablemente, el erizo no se había dejado aplastar", así que Kohl le pidió a Blair que lo intentara a su vez. "Entré donde estaba sentado José María, solo con su intérprete y su cigarro, al que daba caladas como si no tuviese la mínima preocupación. Prescindimos del intérprete y hablamos francés", recuerda Blair.

Éste le dijo entonces al político conservador español lo importante que era que aceptara el compromiso y lo decepcionado que estarían todos, sobre todo el canciller alemán si no lo hacía. "Ya lo sé. Estoy tan triste", dijo Aznar "con enorme mueca", y agregó, según cuenta Blair: "¿Puedes llevarle este mensaje? Diles que ya les expliqué cuáles eran las condiciones para que el tratado fuera aceptable para España y las expuse al principio. Hasta ahora no me han vuelto a preguntar".

"Pero si lo hubiesen hecho, les habría repetido que ésas son las condiciones aceptables para España. Y además, mira, dijo Aznar, sacando algo de su bolsillo, me quedan muchos más cigarros para fumar". Blair termina su referencia a aquella dura negociación señalando que Aznar logró lo que quería.

El político británico recuerda todo eso a propósito de la invitación que le dirigió en 1998 Aznar después de que aquél lograra la firma del acuerdo de paz en Irlanda del Norte para que pasara la Semana Santa con su familia en España. Debido a las negociaciones de paz, Blair tuvo que mandar 48 horas antes a su esposa, Cherie, y a sus hijos, tiempo durante el cual Aznar trató a su familia "con enorme amabilidad y efusiva bondad".

Dos carreras literarias dispares

Además de sus diferencias personales y políticas, Brown y Blair parece que van a mantener una carrera literaria bien dispar. Brown -que también va a escribir un libro sobre la crisis económica- sacó en abril un volumen recopilando sus discursos entre 2007 y 2009 bajo el título The change we Choose (El cambio que elegimos). En agosto sólo había vendido 32 ejemplares y ya se saldaba a seis libras.

En cambio Blair ya ha cobrado la friolera de 5,6 millones de euros como adelanto de la obra -cantidad que ha donado para un centro de rehabilitación médica para veteranos de guerra- y en la librería virtual Amazon ya estaba, antes de salir al mercado, en el puesto 11 de los más vendidos, y este miércoles ya está el primero. Fuentes de esta web auguran que A journey será el libro de memorias de más éxito hasta la fecha.

Seguro que los boicots a librerías anunciados por diversas plataformas contrarias a la guerra de Irak para evitar la venta de libro favorecen, precisamente, que la novela aupe sus cifras de venta.

Al menos de momento, parece que esta obra ha salido de su puño y letra y no haya necesitado de un negro como sugería el periodista político y escritor Robert Harris en la novela The Ghost (El poder en la sombra, en su edición española), que fue llevada al cine recientemente por Roman Polanski.

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