Descenso del Sella: fiesta grande en Asturias

  • La prueba se repite desde que en 1929 Dionisio de la Huerta y un amigo hicieran el recorrido de 20 kilómetros entre Arriondas y Ribadesella.
  • Cerca de 100.000 personas se reúnen para disfrutar de esta fiesta.
  • En 2009, se batió el record de la prueba dejándolo en 1:01:14.
Unos piragüistas esperan pacientemente para practicar su deporte favorito en el río Sella.
Unos piragüistas esperan pacientemente para practicar su deporte favorito en el río Sella.
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Unos piragüistas esperan pacientemente para practicar su deporte favorito en el río Sella.

El sábado 7 de agosto de 2010 se celebra una nueva edición del Descenso Internacional del Sella, evento que se repite desde que en 1929 Dionisio de la Huerta y un amigo hicieran ese recorrido de 20 kilómetros entre las localidades asturianas de Arriondas y Ribadesella. Con el paso del tiempo, la prueba se fue consolidando y adquiriendo carácter competitivo.

Una de las playas de Ribadesella.Para participar el único requisito es estar en posesión de la licencia de competición del año en curso, con un mínimo de antigüedad de 60 días. Sólo con ello se puede competir. Sin embargo, habrá quienes no puedan o quieran hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta lo difícil que es arrebatarle la victoria al palista Julio Martínez, campeón en 11 de las últimas 12 ocasiones, y que ostenta el récord de la prueba con un tiempo de 1:01:14, logrado en la edición de 2009. Para ellos, que son la mayoría de los que acuden a la zona, el Descenso ofrece más opciones. Además, también es posible bajar el río en piragua el viernes previo a la carrera, disfrutando del paisaje y haciendo todas las paradas necesarias.

El Descenso del Sella tiene grandes similitudes con los Sanfermines navarros. Al igual que los encierros de Pamplona son excusa para celebrar una multitudinaria fiesta de miles de personas que ni siquiera verán un toro durante su estancia. Lo mismo ocurre en Asturias. La diferencia es que aquí son piraguas en lugar de astados.

Por ello, tras observar el final de la carrera, todo el mundo se desplaza hasta los Campos de Ova, donde se celebra una comida campestre mientras los campeones de todas las categorías reciben sus trofeos. En la noche, los asistentes pueden disfrutar de otra prueba, en la que no se desborda el agua, sino la sidra y la música en la calle y la playa, llenando de vitalidad tanto Ribadesella como Arriondas. Son cerca de 100.000 personas las que se reúnen en esta celebración y convierten el lugar en la patria de las tiendas de campaña. Y, como colofón, nada mejor que recuperarse el domingo metiéndose entre pecho y espalda una buena caldereta a la riosellana.

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