El hecho de que el Sportage esté orientado estéticamente a su hermano mayor, el Kia Sorento, no es ninguna sorpresa. El nuevo diseño deportivo de Kia resulta atractivo a la par que funcional. Las marcadas luces de conducción diurna de tecnología LED enmarcadas en unos estilizados faros delanteros dominan su frontal, mientras que la zaga adopta dimensiones típicas de un SUV gracias a las grandes superficies ideadas por el jefe de diseño Peter Schreyer.
El habitáculo también presenta un aspecto moderno. La consola central con pocos botones está muy bien organizada, el control del sistema de aire acondicionado destaca gracias a una estética más moderna y el cuadro de instrumentos está bien estructurado (pese a contar con unos grandes números, es perfectamente legible). Aunque el Sportage no es ningún maestro en esto de los compartimentos, gracias a la enorme guantera, a los portavasos, al reposabrazos central y a un compartimento abierto situado detrás de la palanca de cambios, se dispone de suficiente espacio para almacenar cualquier cosa.
Asientos calefactados en la parte trasera
Con una capacidad de 564 litros, el maletero resulta suficientemente espacioso. Además, gracias a un plano de carga más bajo y al gran portón trasero, la zona de equipajes resulta fácil de llenar. Tan sólo es necesaria una maniobra para abatir el respaldo de los asientos traseros de división asimétrica, con lo que obtenemos una superficie de carga plana con hasta 1.353 litros de espacio de almacenamiento. Cabe destacar, no obstante, que su capacidad es algo inferior a la de su predecesor.
Un gasolina algo lento y un diésel muy veloz
Cuando el Kia Sportage llegue a los concesionarios se podrá elegir entre dos motorizaciones. Tras una breve toma de contacto seguro que la mayoría de los compradores habrán tomado su decisión a favor del motor diésel de dos litros cuyo funcionamiento es silencioso y libre de vibraciones. Este cuatro cilindros sólo tiene 135 CV, pero es capaz de desarrollar 319 Nm a tan sólo 1.800 revoluciones. Junto con una caja de cambios bien graduada se supera el efecto turbo sin mayores dificultades y el Sportage emprende su camino con gran potencia. Kia cifra su consumo en 5,9 litros.
El motor de gasolina, también de 2 litros, es muy diferente. Aunque su hoja de datos le otorga una potencia de 163 CV, su respuesta es pobre. Este motor, algo entrado en años, no entiende de empuje ni de capacidad de aceleración. A esto cabe añadir que su caja de cambios de cinco velocidades con una relación de transmisión bastante larga no ayuda de forma alguna. Kia ha anunciado el lanzamiento de otra mecánica de gasolina de 1,6 litros para finales de 2010 que, aunque con menor potencia, promete tener un rendimiento más alegre gracias a una inyección directa de la gasolina y a un cambio de seis velocidades. Al mismo tiempo, Kia introducirá también un segundo motor diésel de 115 CV y una cilindrada de 1,7 litros. Para ambos modelos estará disponible el sistema Stop-Start, aunque con un sobreprecio de 300 euros.
Tracción delantera e integral
Además, la tracción a las cuatro ruedas se utiliza muy raramente, sobre todo porque el diésel de 2x2 no presenta casi problemas de tracción. Si llegara a darse el caso en el que el SUV compacto se deslizara sobre sus ruedas delanteras al entrar con demasiado impulso en la curva, el ESP comenzará a funcionar con suficiente antelación como para devolver al Sportage a su rumbo. Independientemente del tipo de propulsión, todos los Sportage cuentan con un asistente para el descenso a bordo que llevará a los ocupantes de forma segura por las pendientes más empinadas.
Tracción integral con un menor consumo
El propio sistema de tracción integral procede del proveedor austriaco Magna y trabaja con un embrague de discos múltiples electrohidráulico que sólo traslada el par motor al eje trasero en caso necesario. Si la fuerza no es necesaria, el Sportage se impulsa sobre sus ruedas delanteras. A diferencia de su predecesor, que no trasladaba la fuerza a la parte trasera hasta que no detectaba una pérdida de adherencia, el nuevo sistema controla diferentes parámetros – como el giro del volante y la posición del acelerador – para intentar calcular así la distribución óptima de la potencia antes de que las ruedas derrapen. Además, y para gran satisfacción de sus propietarios, el sistema de tracción integral resulta muy económico. En el caso del diésel el consumo tan sólo aumenta 0,1 litros, mientras que con sus 7,9 litros el gasolina 4x4 consume únicamente 0,3 litros más.
El nuevo Kia Sportage está equipado con una dirección asistida eléctrica en lugar de hidráulica. De esta manera se suprime todo el sistema de correa mecánico, lo que tiene un efecto muy positivo en el consumo, aunque la sensación de la dirección en su posición central resulta algo sintética. Al principio, el vehículo reacciona de forma imprecisa a las correcciones leves, aunque a partir de un determinado ángulo de giro la dirección se vuelve más activa logrando así una conducción más firme y segura.
Salto adelante
Algo que también resulta suficiente es el ejemplar equipamiento de serie del Kia. Incluso los que se decanten por el modelo de gasolina pequeño con equipamiento básico (disponible en breve) no se sentarán en un coche vacío. Por 19.950 euros disfrutarán de llantas de 16", un asiento para el conductor regulable en altura, radio CD con puerto USB, entrada auxiliar y conector para el iPod, ordenador de a bordo, elevalunas eléctrico y aire acondicionado. La inversión de 1.600 euros en el equipamiento «Vision» resulta más que recomendable, ya que éste incluye luces de conducción diurna tipo LED, llantas de 17", volante regulable en profundidad, faros antiniebla, espejos exteriores eléctricos regulables y plegables, sensor de lluvia y sensores de aparcamiento detrás.
Equipamiento distribuido en paquetes
Además, con este equipamiento el cliente tiene la opción de elegir otros paquetes que no están disponibles para la versión básica, como por ejemplo los asientos calefactados que se suministran en combinación con el programador de velocidad y el volante multifunción (425 euros), el paquete de seguridad con cámara de visión trasera y sensor de luz (410 euros), los faros de xénon (670 euros) o el sistema de navegación de fácil manejo con instalación manos libres Bluetooth (1.500 euros). Todo esto, a su vez, forma parte de la versión superior Spirit (3.400 euros más cara).
De las dos motorizaciones disponibles a partir de agosto, el gasolina es el más barato con un precio a partir de 21.300 euros. El motor diésel, a todas luces el más recomendable, tiene un precio inicial de 24.100 euros. Por la tracción integral se cobra en ambos casos un sobreprecio de 1.500 euros. El futuro diésel más pequeño también tiene precio: 22.250 euros.
Conclusión
Nota importante: Las versiones y los precios reflejados en el texto corresponden exclusivamente al mercado alemán. En España aún no se han dado a conocer.
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