Charles señaló que, si las pruebas europeas salen bien, podría empezar ser aplicable en viajes espaciales en cinco o diez años. El nuevo sistema utiliza electricidad solar para crear un campo magnético a través del que pasa el hidrógeno provocando una corriente de plasma que propulsa la nave.
"No necesita partes móviles, ni electrodos, y parte de un fenómeno físico", indicó Charles.
El profesor de la ANU Rod Boswell, que participa en el proyecto junto a Charles, indicó que los científicos esperan que el gobierno australiano firme un memorándum de entendimiento con la Agencia Europea del Espacio para que Australia conserve su participación en la investigación europea del espacio en el futuro.
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