Muere el director japonés Seijun Suzuki, maestro del cine yakuza

Las películas de yakuzas nunca fueron tan chispeantes y pop como las suyas. El autor de 'Tokyo Drifter' (1966) y 'Branded to Kill' (1967) ha fallecido a los 93 años.
Muere el director japonés Seijun Suzuki, maestro del cine yakuza
Muere el director japonés Seijun Suzuki, maestro del cine yakuza
Muere el director japonés Seijun Suzuki, maestro del cine yakuza

Hay películas de gangsters, películas de yakuzas y luego hay películas como Take Aim at the Police Van (1960), Tokyo Drifter (1966) o Branded to Kill (1967), que no se parecen a nada eso y, al mismo tiempo, llevan tan lejos las posibilidades plásticas y narrativas del género que lo cambiaron para siempre. Su director, Seijun Suzuki, uno de los cineastas japoneses más importantes de los años 60, ha fallecido a los 93 años a causa de una enfermedad pulmonar crónica.

La triste noticia la ha comunicado Nikkatsu, el legendario estudio donde Suzuki debutó en 1956 y acabó dirigiendo 40 películas hasta ser despedido en 1967. Fue el impresionante dinamismo visual que el cineasta era capaz de imprimir en sus filmes de serie B, rodados a toda prisa en condiciones estajanovistas con presupuestos ínfimos, lo que le valió gran respeto y admiración entre la profesión. Con el estreno de Underworld Beauty (1958), su primera película en CinemaScope y firmada con el nombre artístico que siempre mantendría, Suzuki empezó a forjarse una reputación dentro del género criminal y de yakuzas.

Cuando Nikkatsu le daba libertad de movimientos, Suzuki podía llevar realmente lejos las expectativas de una película de yakuzas para combinar el género con registros psicodélicos, ramalazos de western, musicales pop y abstracciones narrativas tan desconcertantes como hipnóticas. Directores occidentales como Quentin Tarantino Jim Jarmusch se reconocen fans incondicionales y deudores del insobornable cine del japonés, que tras estrenar la obra maestra Branded to Kill fue despedido del estudio. Su presidente, Kyusaku Hori, consideraba que el cineasta había ido demasiado lejos con el hermetismo de sus filmes.

A continuación vinieron protestas y el enfrentamiento judicial de Suzuki con Nikkatsu, lo que terminaría marcando la intermitencia del resto de su carrera. Durante las décadas siguientes su impulso creativo se vio más limitado por la necesidad de recurrir a financiación independiente, lo que no le impidió completar películas tan interesantes como las que forman la trilogía surrealista de fantasmas formada por Zigeunerweisen (1980), Kagero-za (1981) y Yumeji (1991).

En el nuevo milenio, Suzuki gozó de una suerte de resurrección gracias a sus dos últimas películas, tan excesivas como admirables: la fantástica cinta de acción Pistol Opera (2001) y el musical Princess Raccoon (2005), protagonizado por Zhang Ziyi.

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