Stanley Kubrick, fotógrafo

Antes de convertirse en uno de los directores de cine más respetados del mundo, un jovenzuelo del Bronx llamado Stanley Kubrick hizo historia del periodismo gráfico. Aficionado a la fotografía desde su más tierna infancia, Kubrick se buscó la vida primero como fotógrafo freelance, para después incorporarse a la plantilla de la revista Look en 1945. Desde entonces, el futuro cineasta se pasó algo más de un lustro con la cámara en la mano, realizando reportajes sobre los temas más diversos en los que probó su maestría para el encuadre y la composición. Aquí te ofrecemos algunos ejemplos.

Con veinte añitos, Stanley tomó esta fotografía tan salvaje y felina en las jaulas de un circo de paso por Nueva York. Un entrenamiento perfecto para sus encuentros con bestias pardas como Jack Nicholson (El resplandor) y Malcolm McDowell (La naranja mecánica).

"Odio el amor", sentenciaba (pintada mediante) una joven neoyorquina en 1950. Un año antes de estrenarse como director de documentales, Kubrick reflejaba este momento de desesperación sentimental con su cámara. ¿Estaría de acuerdo con la frase? Sospechamos que sí...

Tachado a menudo de misántropo, Kubrick revelaba su ternura sólo cuando se aproximaba a las capas más bajas de la sociedad. Su reportaje The Tale of a Shoeshine Boy (1947), al que pertenece esta imagen, le llevó a seguir el día a día de un joven limpiabotas de Nueva York, retratado con todo detalle por un Kubrick de 19 años.

Además de para encontrarse con bestias salvajes, su reportaje de 1948 sobre el circo permitió a Kubrick conocer a personajes tan llamativos como este tatuado y perforado caballero. Su amor por lo grotesco y lo excesivo, retratado entre la fascinación y el miedo, se advierte ya en esta tremenda fotografía.

Seis años antes de dirigir Atraco perfecto (1956), el futuro director ya coqueteaba con el noir. Imágenes como ésta, perteneciente al reportaje policial Myths of a paddy wagon, son la prueba.

Su reportaje gráfico sobre el boxeador Rocky Graziano (1950) puso al joven Kubrick en el camino de la imagen en movimiento. Tras fotografiar a este púgil (encarnado por Paul Newman en Marcado por el odio -1956-), su experiencia como fotógrafo de cuadriláteros llevaría a Stanley a dirigir el documental Day of the Fight (1951), durante cuyo rodaje se decidió a convertirse en cineasta. El resto, como suele decirse, es otra historia.