La mayoría de padres de niños obesos no son conscientes del problema de sus hijos

  • Varios trucos sencillos para los pediatras son efectivos para hacer que los padres reaccionen y reduzcan estos riesgos en casa.
  • Los investigadores han encontrado un método que pueden ayudar a contener la epidemia de obesidad de EE UU.
  • Se basa en el uso de colores que señalan la masa corporal del niño.
La obesidad infantil implica un importante riesgo para la salud.
La obesidad infantil implica un importante riesgo para la salud.
EP
La obesidad infantil implica un importante riesgo para la salud.

Un estudio realizado por investigadores del Hospital Infantil de Carolina del Norte, en Estados Unidos, ha descubierto que los padres de niños obesos o con sobrepeso no reconocen este problema en sus hijos y que varios trucos sencillos para los pediatras son efectivos para hacer que los padres reaccionen y reduzcan estos riesgos en casa.

Según la líder de este estudio, Eliana Perrin, profesora adjunta de Pediatría de la Universidad de Carolina del Norte, "los médicos no suelen tener tiempo para hablar de sobrepeso con los padres. No tienen herramientas para hacerlo".

El estudio de Perrin es el primero que muestra evidencias de que la valoración que realizan los padres sobre el peso de sus hijos puede cambiarse. Según esta investigadora, "han encontrado un método que pueden ayudar a contener la epidemia de obesidad" y que se basa en el uso de unos registros de colores que, como semáforos, señalan la masa corporal del niño y ayudan a los padres a entender la frecuente confusión que se produce a la hora de realizar estas mediciones.

Para comprobar la efectividad de este método, el equipo de Perrin entrenó a un grupo de pediatras sobre cómo utilizar los registros de colores y una revisión de un cuestionario denominado 'Comenzar a Hablar', diseñado originalmente por Alice Ammerman, directora del Programa de Promoción de la Salud y la Prevención de Enfermedades de la Escuela Gillings de Salud Pública Global. Se interrogó a los padres sobre el peso de sus hijos y las conversaciones que había mantenido con los médicos sobre este asunto.

El formulario de 'Comenzar a Hablar' usado en este estudio, tras ser revisado por Perrin, preguntaba a los padres sobre hábitos alimenticios no saludables, como el consumo de 'snacks' azucarados, refrescos, comidas en los restaurantes y tiempo que el niño pasa frente a una pantalla, con la televisión o los videojuegos. También preguntaba a los padres si estaban listos para realizar cambios.

En este trabajo participaron un total de 115 niños entre los 4 y los 12 años, que tenían cobertura de Medicaid o el Programa Estatal de Seguros Sanitarios. El cuestionario de 'Comenzar a Hablar', así como las preguntas sobre el peso de los niños, fueron repetidos al mes de iniciarse el estudio y a los tres meses de seguimiento.

Los resultados mostraron las mejoras más significativas de las dietas entre los niños con sobrepeso. En el seguimiento, mostraron ser más propensos que los niños con un peso normal a beber leche desnatada y los que decidieron restringir más las comidas en restaurantes. En general, los niños mejoraron en el consumo de frutas y verduras, redujeron su ingesta de refrescos y 'snacks' poco saludables, bebieron más leche baja en gradas y redujeron el tiempo frente a la pantalla.

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