Reyes Abades dice que para dedicarse a los efectos especiales hay que ser "camaleónico"

Afirma que la era digital y el 'boom' de las 3D ayudarán a potenciar los efectos tradicionales
Espada y Abades crean nieve en la Magdalena
Espada y Abades crean nieve en la Magdalena
UIMP
Espada y Abades crean nieve en la Magdalena

El ganador de ocho Premios Goya a los mejores efectos especiales, Reyes Abades, ha afirmado este lunes en Santander que para dedicarse a este campo es necesario ser "camaleónico" y saber "cambiar de piel" en cada película que se afronta, así como llevar a cada director al terreno "no de lo imposible, sino de lo factible".

Tal y como ha explicado, "el 'no' es inexistente en el mundo del cine" y para cumplir con esta máxima son necesarias grandes dosis de "esfuerzo, sacrificio y dedicación". "Al igual que un cura se casa con Dios, quien se quiera dedicar a esto tiene que hacerlo con los efectos especiales", según ha recalcado este experto, que imparte esta semana el taller 'Efectos Especiales: la lluvia, el fuego y la nieve en el cine', acompañado por el productor Francisco Espada.

Abades, que es Medalla al Mérito de las Bellas Artes y el único profesional español con 33 nominaciones a los Premios Goya es, en su disciplina, "el mejor de España y uno de los mejores del mundo", según ha apuntado Espada.

Este especialista debutó en la disciplina a finales de los años sesenta, con lo que ha vivido su desarrollo desde los orígenes, cuando era denominada irónicamente "defectos especiales", a su auge y también el nacimiento de la era digital y el 'boom' de las 3D, unas herramientas que, contrariamente a lo que se pueda pensar, "no van a acabar" con los efectos tradicionales más artesanos, sino que ayudan a "potenciarlos".

Para Abades, la tecnología digital ha logrado para el cine "cosas que antes eran prácticamente imposibles de hacer", pero "no consigue tener contacto con las personas —los actores— de manera creíble". "Las reacciones no tienen nada que ver", ha recalcado el responsable de los efectos de 'El laberinto del fauno' o 'El día de la bestia', entre muchas otras.

Tal y como ha asegurado Abades, lo que no ha cambiado en el cine español a pesar del paso del tiempo es la gran diferencia de presupuesto respecto a otras industrias, como la estadounidense. Según explicó, "la misma película" que acaba de terminar con el director y presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Álex de la Iglesia, habría costado cinco veces más en una industria como la de Hollywood.

"Aquí tenemos que tirar de magia, de habilidad", ha afirmado Abades, para quien los profesionales españoles suplen la falta de dinero "con ingenio" y con la certeza de que "lo más caro en el cine es el desconocimiento".

En este sentido, preguntado por la industria estadounidense, ha considerado que "es una barbaridad" que las historias estén al servicio de los efectos especiales. De esta manera, reconoció ser "un loco" al que le gusta "el cine como tal" y que valora por encima de todo "los efectos delicados y sutiles", que "son creíbles" y forman "parte de la película".

Al respecto, ha explicado que los efectos espectaculares, como una gran explosión, son "lo más sencillo del mundo" y que, sin embargo, "cualquier efecto aunque parezca una tontería te puede complicar la vida", como por ejemplo un bolígrafo que pierde tinta manchando una camisa, una cartera que se cae del bolsillo del pantalón o un tacón de mujer que se rompe en el momento justo.

Proyección de '

El dorado'

Por otra parte, la UIMP proyectará mañana, a las 19.30 horas, en la Filmoteca de Cantabria, la película 'El Dorado', con la dirección de Carlos Saura y los efectos especiales de Reyes Abades.

El pase se enmarca en el ciclo 'Cine en la Universidad' , organizado por la Universidad al hilo del 'Taller de Efectos Especiales: la lluvia, el fuego y la nieve en el cine', que el experto imparte esta semana en La Magdalena.

La película más cara de su época —con un presupuesto de seis millones de euros—, protagonizada por Omero Antonutti, Lambert Wilson e Inés Sastre, estuvo nominada a nueve Premios Goya, entre ellos en la categoría de 'Mejores efectos especiales', coordinados por Reyes Abades. El film fue rodado en Costa Rica un año antes de su estreno y tiene 123 minutos de duración.

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