Manos frías, dobles capas de ropa e incluso abrigos se han convertido durante los últimos días en compañeros inseparables, sobre todo de los alumnos de tres aulas que dan al exterior. El material usado en las estructuras (similar a la uralita en las paredes y tela asfáltica en el techo), la antigüedad del centro (levantado hace casi treinta años), una calefacción pobre y la falta de material aislante son las principales causas que, según los padres, impiden que las clases se caldeen lo suficiente. En verano, la situación se invierte: el calor se convierte en abrasador y varias aulas tienen que organizar turnos para que los alumnos salgan a beber agua y a mojarse la cabeza, según explicaron a 20 minutos los responsables del APA. Las peticiones de reformas y mejoras se remontan a hace más de tres años. Protestas Los padres, cansados ya de no recibir respuesta, presentarán el martes más de 2.400 firmas de protesta a la Dirección Provincial de Educación. Quieren que se instale algún tipo de calefacción provisional (una bomba de calor) para evitar que se repita la situación vivida el lunes de la semana pasada, cuando las clases no superaron los cinco grados centígrados. Además, pedirán que se pongan aislantes en las aulas. Por su parte, el director explicó que la situación de frío fue algo puntual y aseguró que ya ha trasladado las peticiones a la DGA.
Decenas de alumnos van a clase con abrigo en El Rabal
Mamá, hoy por fin me he podido quitar el forro polar en clase», gritaba ayer una niña de nueve años a la salida del colegio Eugenio López y López. Buena parte de los alumnos de este centro público del Rabal llevan más de una semana soportando el frío del exterior mientras dan clase dentro del colegio.
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