Caracoles drogados para estudiar los efectos de la metanfetamina en la memoria

  • La metanfetamina produce recuerdos difíciles de olvidar.
  • Ello provoca que sea muy difícil dejar su consumo.
  • Los investigadores inyectaron la droga en caracoles para ver los efectos de esas drogas.
Dos caracoles, en una imagen tomada de Wikipedia.
Dos caracoles, en una imagen tomada de Wikipedia.
David Richfield
Dos caracoles, en una imagen tomada de Wikipedia.

Investigadores de la Washington State University, en Estados Unidos, han concluido un inusual estudio con caracoles que les ha servido para descubrir los graves efectos que provoca en el cerebro el consumo de metanfetanima, un hallazgo que puede ser clave para comprender la adicción que generan muchas drogas, según los resultados publicados en el Journal of Experimental Biology.

"La metanfetamina seduce a sus víctimas aumentando la autoestima y el placer sexual e induciendo un estado de euforia". Así es como la doctora Barbara Sorg, autora de este estudio, describe los efectos de este psicoestimulante, considerado como una de las sustancias más adictivas que se conocen.

Además, su consumo produce unos recuerdos difíciles de olvidar, lo que hace que sea "muy difícil" cesar su consumo y, de hecho, muchos drogodependientes acaban recayendo incluso después de un tratamiento de desintoxicación. "Es como un proceso de aprendizaje en el que se está aprendiendo la adicción a la droga sin ser consciente de ello", explica esta experta.

Caracoles 'dopados'

Con el fin de comprender esta adicción, Sorg y su equipo utilizaron caracoles de la clase Lynmaea sgtagnalis para su investigación, dado que presentan un sistema nervioso central relativamente simple, con neuronas fácilmente identificables, que permiten analizar mejor los efectos de la droga en una célula cerebral por separado.

De este modo, en el primer paso para tratar de entender esta adicción que generan, analizaron los efectos de la metanfetamina en los caracoles, comparando la conducta de un grupo de moluscos drogados y no drogados en un sencillo ejercicio de respiración.

Aunque este tipo de caracoles viven en agua estancada y suelen respirar a través de la piel, "cuando disminuyen los niveles de oxígeno en el agua, los caracoles salen a la superficie y abren un tubo de respiración".

Por ello, los investigadores entrenaron a los caracoles para que no salieran a la superficie picando su tubo de respiración con una pequeña vara y, gracias a este método de ensayo y error, los animales aprendieron a no salir y "formar un recuerdo", afirma Sorg, en declaraciones a la BBC.

Sin embargo, los científicos descubrieron que si los caracoles consumían pequeñas cantidades de metanfetamina antes de esta tarea de respiración, quedaban "preparados" para formar un recuerdo más persistente de la misma, mientras que los no drogados generalmente se olvidaban tras 24 horas de su entrenamiento.

"A pesar de que la droga ya no estaba en su sistema, algo había sucedido en sus células que los hacía mejorar su aprendizaje", explica la doctora Sorg.

Cambios en las células

Tras este primer hallazgo, los investigadores pretenden estudiar los cambios que se producen en sus células, sobre todo cuando, en estudios previos, ya lograron identificar una neurona de estos animales que es crucial para que aprendan y recuerden cómo regular su respiración.

Esta célula libera un compuesto químico, la dopamina, que en los mamíferos está relacionada con los circuitos cerebrales vinculados a la adicción. "Por eso, pensamos que este caracol sería un buen ejemplo de estudio", reconoce Sorg.

"Ahora queremos investigar esa neurona y ver qué cambia en ella. Estudios previos encontraron cambios en el AND celular causados por la droga", agrega.

Su trabajo, como reconoce la investigadora, podría ser muy importante para futuros tratamientos basados en la memoria para combatir la adicción a drogas u otros trastornos, como el estrés postraumático. A su juicio, el objetivo podría ser atacar recuerdos específicos o memorias patológicas para que el paciente pueda olvidarlos o disminuirlos.

"Si sabemos cómo se forman estos recuerdos y cómo se pueden olvidar, y si podemos entender cómo es el proceso que promueve el olvido en una célula individual, podríamos lograr trasladar esos hallazgos a animales superiores, incluidos los seres humanos", concluye Sorg.

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