El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha reconocido este miércoles que el Ejecutivo se plantea subir los impuestos, aunque ha precisado que la eventual reforma fiscal no tiene aún fecha y ha garantizado que sólo afectaría "a los que realmente tienen, y no a la clase media". Esta "ya soporta una buena parte de los esfuerzos fiscales del país", explicó.

Zapatero ha reconocido que no existe una definición legal de "clase media", pero ha garantizado que quedará "muy claro" cuando el Ejecutivo haga público cuál es el esfuerzo que va a pedir "a los que más tienen". "No va a quedar ninguna duda", ha rematado.

En rueda de prensa tras concluir la VI Cumbre entre la UE y la Comunidad Andina, Zapatero ha señalado que el momento de tomar esa decisión será "el que el Gobierno estime conveniente", en función de su programación en el plan de consolidación fiscal del país.

Sin embargo, al mismo tiempo que Zapatero hacía su anuncio, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, aseguraba que el Gobierno no tiene en su agenda subir los impuestos. "Ninguna propuesta del Gobierno contempla subir impuestos", ha subrayado el ministro al término de la sesión de control, en declaraciones en los pasillos del Congreso. Solo unos minutos antes, Zapatero reconocía lo contrario.

Respecto al paquete de medidas de ajuste que mañana aprobará el Consejo de Ministros, Zapatero ha pedido un esfuerzo "importante" y duro" a buena parte de la población, trabajadores y pensionistas, para reducir el déficit y dar "credibilidad" a la voluntad de España de tener unas cuentas equilibradas a corto y medio plazo.

Tampoco está en la agenda gubernamental, según Corbacho, poner fin al Programa Temporal de Protección por Desempleo e Inserción (PRODI), que incluye el pago de 426 euros a los parados que hayan perdido el subsidio por desempleo. Sigue "en vigor", ha afirmado, y mientras sea así "no se contempla otra opción", añadió.

Contradicciones en el Gobierno

Lo cierto es que la contradicción entre lo dicho por Zapatero y por Corbacho no ha sido la única que ha tenido lugar desde que la pasada semana el presidente anunciara las impopulares medidas de ajuste, y que supondrán, entre otras cosas, congelar las pensiones, recortar el sueldo de los funcionarios y eliminar el cheque-bebé. Ya entonces se habló de que el plan había causado división en el Gobierno, que podría aumentar aún más ante un eventual y posterior aumento impositivo.