De su breve matrimonio en 1999 con la modelo Esther Cañadas mantiene un español atropellado y una corte de periodistas del corazón. Hace unos días Mark Vanderloo recabó en España para participar en un acto promocional durante el Open de Tenis de Madrid Madrid. Allí, bromeó con la prensa, se declaró ecologista, mostró su interés por el tenis y se prestó a posar, sonriente, con decenas de fans.

Hace mucho que no se le veía por España.

Vivo con mi pareja, Robine van der Meer, y mis dos hijos en Holanda, es allí donde estoy establecido. Sin embargo, siempre que puedo viajo a Ibiza. Me encanta ese lugar: la naturaleza, las playas sin demasiada gente, la comida… Me gusta España, ¡estuve casado con una española!

Su matrimonio con Esther Cañadas despertó muchas envidias. ¡Parecían la pareja perfecta!
Era perfecto porque yo no hablaba una palabra de español (risas). De aquella experiencia recuerdo cosas muy buenas, fue una época magnífica, pero hay momentos en que las cosas pasan, cambian…

Acaba de cumplir 42 años. ¿Cómo se afronta el paso del tiempo trabajando para el mundo de la moda?

Bien, aunque es difícil estar siempre con las pilas cargadas y en este trabajo en poco tiempo hay que volar a Milán, París o Barcelona. Cada día me resulta más cansado el estar continuamente de un lado para otro, tanto para el cuerpo como para la mente. Ahora no quiero correr tanto, siento que ya he corrido suficiente en la vida.

¿Qué opina de otras modelos de su quinta, como Naomi Campbell, que sigue en el candelero, o de Helena Christensen o Linda Evangelista, que han regresado?

Que son estupendas, de lo mejor que hay en la profesión. Siguen trabajando porque quieren y cuentan con una gran experiencia a sus espaldas, eso es un grado. Ellas no necesitan trabajar para alcanzar la fama o algo así, pueden ser selectivas.

¿Ha cambiado mucho el mundo de la moda desde que usted comenzó?

Sí, las modas pasan , ya no se habla tanto de top models. Ahora la gente que diseña y comercializa ropa quiere más atención para sus prendas que para los modelos que las exhiben. No les gusta que el maniquí sea tan popular que pueda desviar la atención de sus creaciones.

Algunos modelos masculinos se quejan de que las modelos femeninas cobran más. ¿Comparte esta queja?

¿Quién dice esto? Los que se quejan, ¿no ganan lo suficiente? Yo creo que en vez de mirar lo que cobran los demás, hay que preocuparse de lo que cobra uno mismo. Si uno no está contento con su sueldo y cree que no es justo, debe renegociarlo. De cualquier forma, el trabajo de ellas es diferente al nuestro: es el mismo mundo, pero no es igual. El nuestro es más fácil y entre nosotros apenas hay competitividad. Entre las modelos femeninas hay muchísima rivalidad, hay muchas más por cada puesto y deben pelear mucho.

Presta su imagen a un coche híbrido. ¿Le preocupa el medioambiente?

Soy ecologista, trato de reciclar lo que puedo…  Somos muchos y todos debemos contribuir.

¿Qué tal se lleva con las redes sociales?

¿Twitter, Facebook? ¡Tengo más de 40 años, soy mayor para eso!