Los taxistas empezarán a grabar a los pasajeros desde este verano

  • El sector ultima un acuerdo con la Consejería de Interior, que subvencionará parte del coste de las cámaras.
  • El conductor las activará cuando se vea en peligro y el 112 recibirá las imágenes.
Justo Martín, taxista, cree que las cámaras "no servirán para mucho".
Justo Martín, taxista, cree que las cámaras "no servirán para mucho".
JORGE PARÍS
Justo Martín, taxista, cree que las cámaras "no servirán para mucho".

Las cámaras de seguridad dentro de los taxis ya tienen fecha. A partir de verano, los propietarios de estos vehículos comenzarán a instalar los dispositivos de videovigilancia, según las previsiones del propio sector. Las dos asociaciones mayoritarias de taxistas en Madrid (la Federación y la Gremial) están ultimando un acuerdo con la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior que les permitirá grabar a sus pasajeros.

"Estamos debatiendo los últimos flecos, asuntos de fácil resolución; en lo esencial estamos de acuerdo", explica el presidente de la Federación, Mariano Sánchez. "El proyecto está muy adelantado: se finalizará este mes y las cámaras se instalarán a principios de verano", puntualiza el presidente de la Gremial, José Luis Funes.

Las principales líneas del sistema ya están fijadas. En principio, el cliente del taxi no tendrá que temer por su intimidad, ya que las cámaras no serán de grabación continua. El taxista sólo podrá activar la filmación cuando se sienta en peligro (en caso de robo, amenazas y daños a su integridad física o al vehículo). "Pisando un pedal especial o un pulsador se activarán las cámaras y una central recibirá la grabación en directo", explica Funes.

Esa central de seguridad estará conectada al servicio de Emergencias 112. Desde allí, visionarán las imágenes en tiempo real y actuarán según la urgencia del caso: si el taxista está en peligro de agresión avisarán a la Policía para que acuda inmediatamente y, en caso de robo, la filmación se almacenará para ayudar a esclarecer el delito.

Sin embargo, los taxistas esperan que no haga falta llegar hasta ese punto: "Lo planteamos como una medida de seguridad preventiva, un elemento disuasorio para que el delincuente se abstenga de hacer algo", según Sánchez. Para disuadir al delincuente, los coches llevarán un cartel en lugar visible que advertirá sobre la presencia de cámaras.

Este cartel, además, será una obligación para garantizar la intimidad de los pasajeros. "No nos oponemos a la grabación, siempre y cuando se anuncie su presencia para que el cliente pueda optar si sube o no", explica una portavoz de los consumidores de OCU. Ésta es una de las condiciones que pone la Agencia de Protección de Datos para homologar el sistema. Además, las imágenes sólo podrán ser visionadas por los servicios de emergencia o la Policía, y se deberán destruir en un plazo de tiempo determinado, como ya ocurre con las grabaciones en los autobuses y en calles del centro de la capital.

El coste de los dispositivos correrá por cuenta de los propietarios de los taxis, pero la Comunidad subvencionará parte del gasto con 360.000 euros, según fuentes de Interior. "Ahora falta que las asociaciones justifiquen el gasto, para controlar que realmente utilizan ese dinero en la instalación de las cámaras", añaden en la Consejería.

GPS y mamparas

La videovigilancia es el último paso en el proceso de blindaje de los taxis iniciado hace una década. La primera medida fue la instalación de un sistema de localización y seguimiento por GPS. Casi uno de cada tres taxis de la región están ya conectados con el 112 a través de una alarma. Cuando el taxista la activa, la central recibe la alerta y graba la voz del interior del coche. Además, en los últimos años se han extendido las mamparas que separan al conductor del viajero.

Estas medidas han hecho disminuir la inseguridad del sector. "Ya no ocurre como en los noventa, cuando eran muy frecuentes los atracos y asesinatos a compañeros. Ya ni siquiera hay zonas donde nos neguemos a ir por miedo, como ocurría antes con los barrios conflictivos", cuenta Funes. Además, destacan que ya no son un sector suculento para los ladrones: "El atracador no puede aspirar a robar más de 30 euros. Ya no tenemos casi dinero en efectivo".

La muerte de Aníbal metió miedo

El 19 de octubre de 2007, el taxista Daniel Aníbal apareció muerto sobre un paso de peatones en Hortaleza. Lo mataron para robarle los 40 euros de un par de carreras. Este crimen metió miedo al sector. Se sentían desprotegidos ante delincuentes capaces de matar por una miseria y pidieron más seguridad a la Comunidad y a la Delegación del Gobierno. De ahí surgió la iniciativa de instalar videovigilancia dentro de los taxis. Así Madrid se suma a otras capitales españolas con este sistema, como Sevilla o Bilbao.

Seguridad contra intimidad

¿Qué vale más, la seguridad de los taxistas o el derecho a la intimidad de los viajeros? ¿Los clientes se sentirían intimidados por unas cámaras? Taxistas y pasajeros debaten en 20 minutos.

Justo Martín, taxista, 30 años: "Si un loco te quiere matar, las cámaras no se lo van a impedir"

El padre de Justo, también taxista, sufrió un atraco y le robaron el coche. Sin embargo, él no tiene miedo: "Creo que las cámaras no servirán para mucho, si un loco te quiere matar, lo hará aunque lo graben. Además, si las instalo me gastaría más de lo que me pueden robar en toda mi vida".

Noelia y Virginia, operadoras de teleasistencia, 28 y 24 años: "A mí que no me graben"

Estas chicas están de acuerdo con las cámaras "por seguridad del taxista", pero, "a mí que no me graben", dice Noelia. "Espero que sólo las activen cuando monten a gente peligrosa".

David y Raúl, informáticos, 32 y 35 años: "Espero no ver los vídeos en YouTube"

La única preocupación de Raúl es "que alguien pueda manipular los vídeos y que al final te los encuentres en YouTube". "Hay que regularlo bien y que sólo la Policía tenga acceso a ellos".

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