Fuentes oficiales españolas explicaron que el texto de este código de conducta, uno de los puntos fundamentales de discusión de la cumbre que comenzó ayer en Barcelona, se encuentra ya prácticamente cerrado, si bien precisaron que la negociación del documento está ligada a la discusión sobre la declaración final de la reunión.

Los países árabes defienden la inclusión de una referencia que reconozca el derecho a la resistencia frente a la ocupación extranjera, pero Israel se opone y España tampoco admitiría la redacción que propone este grupo de naciones, por lo que se intenta consensuar una alternativa, que podría tener relación con un reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos.

En todo caso, el Ejecutivo español considera que, incluso si la falta de acuerdo sobre este extremo impidiera aprobar el código de conducta, habrá un compromiso de todos los participantes para aplicar los elementos operativos de cooperación e intercambio de información previstos en el documento.

Las mismas fuentes destacaron como un primer resultado muy positivo de la cumbre el hecho mismo de que se pueda celebrar, pese a las difíciles situaciones que afrontan muchos países de la región, y recalcaron que España ha conseguido consolidarse como "locomotora del diálogo euromediterráneo" al conseguir que el resto de países de la UE haya concentrado sus focos en el Mediterráneo sur.

España está convencida de que habrá un buen documento final, que dará continuidad a los compromisos de la UE con el Mediterráneo en los ámbitos político, social, económico y migratorio y que abrirá la puerta a la creación de un verdadero espacio de libertad, seguridad y justicia.

Al término de la asamblea, los copresidentes de la cumbre, el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro británico, Tony Blair -presidente de turno de la UE-, informarán de las conclusiones de la cumbre en una rueda de prensa.

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