Un volcán llamado Eyjafjalla: la peor semana para la aviación mundial

Imagen tomada por el satélite Envisat en la que se puede distinguir la erupción del volcán Eyjafjallajoekull.
Imagen tomada por el satélite Envisat en la que se puede distinguir la erupción del volcán Eyjafjallajoekull.
EFE / ESA
Imagen tomada por el satélite Envisat en la que se puede distinguir la erupción del volcán Eyjafjallajoekull.

Hace una semana muy pocos europeos sabían qué es y dónde está Eyjafjalla.  A día de hoy, casi todos los habitantes del continente conocen, aunque no sepan pronunciar su nombre, este volcán islandés que ha provocado la mayor crisis aérea de la historia, que ha llegado a superar a la provocada por los atentados del 11-S.

Este volcán situado bajo un glaciar entró en erupción el pasado 14 de abril. Las autoridades islandesas evacuaron a los habitantes de la zona -muy pocos- inmediatamente. Podría haberse quedado allí, como un volcán más que deja espectaculares imágenes, pero la naturaleza tenía otros planes.

Un día después de iniciarse la erupción, Europa se puso en alerta por la aparición de una nube de cenizas, nacida del Eyjafjalla y que se dirigía al continente. El volcán islandés arrojaba grandes cantidades de ceniza a la atmósfera y ésta es ciertamente peligrosa para los aviones. Los primeros países afectados fueron Reino Unido, Irlanda, los países escandinavos y Dinamarca. En pocas horas, el cielo europeo se convirtió en un auténtico caos y los vuelos cancelados comenzaron a afectar a todos los aeropuertos europeos y a los principales de todo el mundo.

Lo peor llega desde el viernes 16 de abril hasta el domingo 18. La nube -o mejor dicho los cierres del espacio aéreo que los Gobiernos establecieron por su causa- llegan a afectar a toda Europa: desde Noruega, al norte, hasta España -que llegó a tener 14 aeropuertos cerrados durante unas horas- o Italia, en el sur; desde Irlanda, en el oeste, hasta Ucrania y los países bálticos, en el este. Lo más sorprendete es que Islandia, el país donde nace esta nube, es el país menos afectado.

Las aerolíneas calculan que la nube volcánica canceló más de 100.000 vuelos y afectó a 1,2 millones de pasajeros, aunque otras fuentes elevan mucho esa cifra. Decenas de miles de pasajeros quedan atrapados por motivos laborales o personales lejos de sus casas y las posibilidades de viajar por otros medios -carretera, ferrocarril, barco- se agotan a gran velocidad. Y no sólo en los países afectados, el tráfico entre Europa y el resto de continentes llega a ser mínimo.

"El ambiente de los restaurantes y cafeterías del centro turístico de Estocolmo, Gamla Stan, era inusualmente animado para un jueves por la noche. Una mirada un poco más atenta desvelaba la razón: la mayoría eran turistas y hombres de negocios atrapados en Suecia por las nubes del volcán", narraba Diana Sánchez,de 20minutos.es, también atrapada en esa ciudad. El caos aéreo afecta a todos: desde ciudadanos de a pie hasta políticos, deportistas y artistas.

El lunes 20 de abril, la nube de ceniza comienza a remitir. Las compañías aéreas, grandes afectadas económicamente por el caos, demuestran que han hecho vuelos con aviones sin pasaje sin ningún efecto negativo o avería. Protestan por las estrictas restricciones a volar, insinúan que los criterios para cerrar el espacio aéreo son demasiado estrictos y presionan para que se levanten las restricciones cuanto antes. Los Gobiernos reconocen que sus actuaciones se basaron en "modelos teóricos". Sin embargo, varios cazas de la OTAN aterrizan con sus motores gravemente averiados por la ceniza volcánica.

El martes sólo quedan siete países con restricciones al vuelo, el miércoles sólo quedan restricciones parciales y este jueves se espera que los aeropuertos europeos operen a toda su capacidad. Algo que, sin embargo, no significa normalidad: decenas de miles de pasajeros esperan solucionar su situación y las aerolíneas tienen que afrontar una gran "operación logística" para cuadrar sus vuelos, teniendo muchos aviones y tripulaciones lejos de los lugares donde deberían. Los aeropuertos, ya sin restricciones, se encuentran ahora atascados.

Por unos días Europa ha retrocedido, en materia de transportes, casi un siglo. Los daños económicos, en una época de crisis económica, son abundantes: sólo el turismo español ha perdido 252 millones de euros y las aerolíenas aseguran haber perdido 1.264 millones de euros. Y eso que todavía es pronto para tener una visión global y exacta de las consecuencias de esta crisis global.

Muchos no olvidarán el impronunciable nombre del Eyjafjalla en mucho tiempo.

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