Una preparación de dos años, 22 horas de intervención y 30 médicos de múltiples especializaciones. Estos datos dan muestra de la complejidad del primer trasplante completo de cara en el mundo, "a vida o muerte", según explicó el jefe de Cirugía Plástica y Reparadora del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, Joan Pere Barret.

La operación se realizó a mediados de marzo, pero antes, el paciente ya había superado nada menos que nueve operaciones quirúrgicas. La salida más adecuada era un trasplante de cara. Esta es la décima intervención de cara en todo el mundo. Antecedentes como los de Valencia o Sevilla fueron operaciones parciales.

Según Barret, es un caso en el que "la realidad supera la ficción". Se trata de un joven que había sufrido un traumatismo que le había deformado totalmente la cara y le impedía siquiera respirar por la nariz y la boca. Tampoco era capaz de comer o de hablar.

Preparación psicológica

Los dos años de preparativos fueron necesarios para preparar psicológicamente al paciente, dados los riesgos y el posible cambio de aspecto. La espera terminó cuando se localizó a un donante. Se tenían que sustituir la mandíbula, el paladar, la nariz, el maxilar, los pómulos (todos los huesos situados por debajo del cráneo), la mucosa, los músculos y los nervios. Y además, toda la piel.

Primero se extrajeron los tejidos y huesos del donante, del que sólo se sabe que tenía una edad similar que el receptor y que falleció. Al igual que los órganos obtenidos para ser implantados, se colocaron en líquidos de preservación. Luego se trasplantó todo. "Es el punto de no retorno", comentó Barret. A partir de entonces, trabajó para ajustar los huesos nuevos con los del joven, y lo mismo con los nervios. "Frente, mandíbula, labios… En el futuro debe recuperar toda la sensibilidad. No sirve de nada una cara que no se mueve, que no gesticula", afirma el especialista.

El joven recuperó la consciencia al día siguiente. Vio los cambios pasada una semana. "¿Su cara recuerda a la del donante? Temíamos que así fuera, pero no se asemeja en absoluto. Los familiares creen que se parece bastante al aspecto que tenía antes", relató. Hablará, comerá y respirará por sí mismo en pocas semanas. Las heridas deben cicatrizar antes. Los médicos esperan en dos meses, con el permiso de la fisioterapia, se le pueda dar el alta. Con una nueva vida por delante.