Una de las grandes máximas de las Ciencias de la Información, acuñada mediado el siglo xx por el canadiense Marshall McLuhan , "el medio es el mensaje", cobra un sentido especial en el caso de un casi cincuentón que se enganchó al ultrafondo a los 27 años y que devora 35 pares de zapatillas anuales: Stefaan Engels.

No es que este belga, tan ídolo en Flandes como lo es el ciclista Tom Boonen, reflexione sobre el panorama comunicativo, sino que su medio, en este caso casi de vida, es el mensaje que exporta: "Corre. Muévete". Engels es uno de los 10.778 inscritos para el Maratón de Madrid del domingo, aunque esta prueba, que ya disputó alguna vez en el pasado, en sí no es un fin, sólo una etapa más.

Un maratón diario

Engels, más conocido como marathonman, afronta un ambicioso reto: 365 días, 365 maratones. Ayer, dándole vueltas al perímetro del Retiro, completó el 75. El martes, pocas horas después de un largo viaje por carretera desde Bélgica, afrontó en el céntrico parque capitalino el 74. Antes, claro, corrió sus 42,195 km correspondientes en Gante. Realmente ya hubiera superado el centenar, pero cuando había completado dieciocho se lesionó, recurrió a una handbike para seguir con el proyecto y optó, ya recuperado, por empezar desde cero.

Más de 8.000 personas le han acompañado en este periplo. "No se trata de ser el más rápido o de llegar antes, sino de moverse. Si alguien me acompaña 5 km, perfecto. Hay que moverse", explicó a 20 minutos el pasado 30 de marzo, día en el que batió el Guinness de los 52 maratones seguidos del japonés Kusuda. Por cierto, el libro cervecero ignora, entre otros, los 150 maratones en otros tantos días de Ricardo Abad (2009).