Fue en un debate electoral en Telemadrid, celebrado el 9 de mayo de 2003, cuando Aguirre anunció que dimitiría de su cargo si a los dos años de estar al frente del Gobierno regional -fecha que se cumple mañana- las listas de espera quirúrgica superaban los 30 días.

En enero de 2004 el consejero de Sanidad, Manuel Lamela, ofreció los primeros datos y aseguró que eran 60.000 los pacientes que esperaban una media de 57 días para ser operados, datos que fueron rechazados por el PSOE, que acusó al Ejecutivo regional de estar "manipulando las cifras" y de practicar "contabilidad creativa" con los números.

Dos meses más tarde, Aguirre reducía su compromiso a los ciudadanos madrileños, y Sanidad lo justificaba diciendo que el discurso de la presidenta había sido "tergiversado para arañar votos".

Tras esta polémica, el Gobierno de Esperanza Aguirre anunció, el 31 de marzo de 2004, una inversión de 113 millones de euros para la puesta en marcha del Plan Integral de Reducción de Listas de Espera Quirúrgica, cuya efectividad pusieron en duda tanto IU como el PSOE.

Pacientes en otras listas

El 14 de julio Manuel Lamela explicó que había que distinguir los pacientes en lista de espera estructural, de los que no han culminado el preoperatorio o se encuentran a la espera del visto bueno definitivo del anestesista y los que rechazan ser operados en un hospital privado concertado.

Tras este anuncio, el PSOE denunció que dos de cada tres ciudadanos madrileños en espera de una operación habían sido expulsados de la lista de espera quirúrgica, mientras que IU atribuyó estos datos a "la creativa y eficaz ingeniería contable" del Gobierno regional.

El sistema de cómputo madrileño ha sido cuestionado en varias ocasiones por el Ministerio de Sanidad, aunque la presidenta regional reitera que "cumple perfectamente la ley".