A partir de 2006, todos los inmuebles que se construyan o rehabiliten deberán incorporar placas solares que aporten entre un 35% y un 70% de la energía necesaria para calentar el agua sanitaria que se consume.
Pisos más caros
Estas instalaciones supondrán un incremento aproximado de un uno por ciento sobre el precio actual de las viviendas. Sin embargo, los técnicos aseguran que este sobrecoste se amortiza en pocos años, ya que el porcentaje de agua que se caliente gracias al sol se traducirá directamente en ahorro para las comunidades.
En el caso de un edificio de 80 viviendas que hoy consume 30.000 litros anuales de gasóleo para calentar agua, la energía solar deberá suplir en el futuro la mitad de ese combustible. Esto, actualmente, supondría un ahorro aproximado de 9.000 euros (112 por familia).
No obstante, aunque la instalación de las placas correrá a cargo de los constructores, su mantenimiento lo asumirán los propietarios.
Ecologismo y estética
La generación de energía limpia no debería estar reñida con un paisaje urbano ordenado. Por eso, la nueva ordenanza de Urbanismo especifica que las placas solares que se coloquen en las cubiertas deberán tener la misma instalación de éstas y que las que se sitúen en las fachadas no deberán ser visibles. «Así se evitará que la intrusión de estos elementos genere rechazo social, como ha sucedido con algunos parques de energía eólica», explica Bernardo Parajó, director de la Axencia Intermunicipal da Enerxía.
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