Patrice Chéreau e Ismaël Ferroukhi

Directores de cine. Los dos viven en Francia y acaban de recibir un reconocimiento en España por su trabajo. Chéreau, por su larga trayectoria como actor, director y guionista, y Ferroukhi, por su primera película. El primero ya sólo acepta trabajos de actor que no le hagan sufrir y el segundo considera «dolorosa» la creación de una película.
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Sergio González
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Patrice Chéreau. Es director, actor y guionista; por si fuera poco, trabaja en teatro, ópera y cine. El Festival de Cine Europeo de Sevilla acaba de homenajearle por la calidad de sus trabajos.

«No recuerdo la última peli buena española que vi»

Cine, teatro, ópera... ha tocado todos los palos. ¿Con cuál se queda?

Yo soy más del teatro, y ahí también incluyo la ópera. El cine es otro mundo, delante de la cámara me siento diminuto.

¿Cómo ha recibido este homenaje que le brinda el Festival de Cine de Sevilla?

Con mucho cariño. Siendo franco, no había oído hablar de este festival, pero por lo que he podido ver tiene una programación de primer nivel.

¿Qué tiene que aprender el cine europeo del de los EE UU?

Nada. Son dos cosas diferentes. Esto lo explica bien Woody Allen en sus películas. El cine americano es para entretener, el europeo es más profundo, es arte.

No es usted muy amante del cine americano...

Para nada. No he querido decir eso. Además, la última película que me ha llegado es precisamente americana.

Recomiéndesela a nuestros lectores...

(Risas) Para recomendar, prefiero Paradise now, una coproducción palestina dirigida por Hany Abu-Assad.

La última española...

No recuerdo la última peli española buena que vi, y para responder preferiría tener a mi abogado (risas).

¿Lo suyo es el cine inglés?

No. Me gustan los actores y actrices ingleses porque son los mejores. Son disciplinados y metódicos.

Últimamente acepta pocos papeles...

Es cierto, y cuando lo hago es por vanidad (risas). Lo hago para divertirme, no para sufrir.

¿Por qué cree que la gente se sale de sus películas?

¿Se salen de mis películas?

Ha ocurrido con La reina Margot en Sevilla.

Puede ser... Es una película dura y es cierto que ya ha pasado otras veces, como con Su hermano. Pero no lo hago conscientemente, salen así solas.

Bio

Es francés y acaba de cumplir 61 años. Le gusta actuar y dirigir, pero no es muy amante de las entrevistas. No piensa en retirarse, aunque para entonces acaba de comprarse una gran casa en la sevillana calle Feria.

Ismaël Ferroukhi. Director de Le grand voyage (El gran viaje), premiada en Venecia, como mejor ópera prima, y en la Mostra de Valencia. Cuenta la peregrinación de un padre y un hijo a La Meca.

«El cine sirve para mejorar el diálogo y la convivencia»

¿La cultura musulmana será un obstáculo para la aceptación de la película?

Creo que se entiende en cualquier cultura del mundo, porque no sólo habla de musulmanes, sino de seres humanos. Me ha sorprendido que creyentes y ateos se hayan identificado con la historia.

¿Es autobiográfica?

Sí que hay una parte de mi vida en esa brecha  entre padre e hijo por motivos culturales.

¿Cómo fue el rodaje en La Meca?

Fue particular, empezamos la película allí. Para mí rodar en La Meca era una promesa, y tuve suerte en conseguir la autorización. Era la primera vez que se filmaba allí. Fue fantástico.

¿Tenía miedo de que le pusieran trabas?

Sí, porque el islam prohíbe sacar la imagen de personas, pero estuve con 2,5 millones de musulmanes y me sorprendió la reacción tan buena que tuvieron.

Reflejar la convivencia de culturas, ¿es importante para la integración?

El cine mejora la convivencia y el diálogo entre los seres humanos, pero no creo que vaya a haber más integración gracias a una película.

¿Francia margina a las personas de otras culturas?

No, lo que ocurre es que hay gente, ya sea de origen francés o extranjero, que vive totalmente aislada de la sociedad.

¿Qué opina de los africanos que saltan las vallas de Ceuta y Melilla?

La situación es terrible, es un desastre humano impresionante, pero hay que comprenderlo. En Europa nos cebamos con un excesivo consumo, y allí no hay nada.

¿Tenía clara su vocación?

No, ni siquiera he estudiado cine, he entrado en este mundo por mi deseo de contar historias.

¿A qué se dedicaba antes?

Dejé los estudios, los retomé... Iba de trabajo en trabajo para poder vivir.

Bio

De origen marroquí, aunque afincado en Francia, tiene 43 años. Compara la creación de una película con un parto. «Es doloroso, si es que quieres dar algo de ti mismo cuando cuentas unas historia», asegura.

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