La falta de acuerdo entre empresa y trabajadores es la nota común en los dos conflictos laborales que afectan a las comunicaciones de la capital: el de Cercanías y el de Autobuses Llorente.Los trenes con base en la estación de Chamartín, las líneas C-1, C-2, C-7, C-8 y C-10, acumulan a diario retrasos de entre 15 y 30 minutos que alteran el viaje de sus 440.000 usuarios. Los maquinistas reclaman una reducción de horarios y, mientras tanto, trabajan a reglamento, en huelga de celo.