Un nuevo estudio de la Universidad de Chicago publicado en Psychology and Aging y en el que participaron 229 personas de entre 50 y 69 años, demuestra por vez primera que vivir en soledad es un factor importante de riesgo para la salud para los mayores de cincuenta años.
La conclusión es clara: hay una relación directa entre la soledad y la aparición de una elevada presión sanguínea, independientemente de otros factores como el peso, el consumo de tabaco o alcohol, la raza o la edad.
Los investigadores también contemplaron la posibilidad de que fueran los estados de depresión o estrés los que condujeran a la hipertensión, antesala de muchos problemas graves de salud. Pero no, incluso viviendo tranquilos y felices, la soledad no es buena compañera.
El estudio se llevó a cabo a lo largo de cinco años y el incremento de tensión arterial asociado a la soledad comenzó a manifestarse a los dos años y siguió incrementándose durante otros dos años más.
Parece ser que los sentimientos negativos de desear relacionarse con otros pero no hacerlo por miedo, incertidumbre... son los que pueden conducir a esta situación.
Los autores del estudio no entienden la soledad como el vivir sin compañía o no tener amigos, sino con la sensación subjetiva de soledad y de tener relaciones insatisfactorias, algo que puede darse rodeado de gente.
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