«El Ajuntament nos ha engañado con la narcosala», afirmaban mientras paseaban señalando a los toxicómanos que, imperturbables, se inyectaban sus dosis a la vista de los transeúntes «y de los niños que van a la escuela».
Los comerciantes del sur del Raval mantienen que «desde la apertura de la narcosala» han perdido «la mitad de clientes». Un ejemplo lo daba a 20 minutos un restaurante cercano al centro de venopunción, que calcula haber «pasado de 140 menús diarios a menos de 60».
Los voluntarios del centro avalan que «en un mes recogemos un millar de inyectables».
Desde el distrito de Ciutat Vella aseguran «entender las quejas de los vecinos», pero consideran que para erradicar la droga en la vía pública «es necesario aplicar el Plan de Drogas», que, antes de una ampliación de la narcosala del Raval, «prevé la apertura de más centros similares en el resto de distritos».
La ruta del narcotráfico
Los vecinos han elaborado un mapa de los puntos de venta:
c/Lancaster: Los adictos se encierran en el interor de los WC públicos.
c/Guàrdia: y c/ Montserrat. Es donde ubican al mayor número de narcotraficantes.
c/Montserrat: con Rbla. Sta. Mònica. Compraventa.
c/Olmo: con c/ St. Bertran. Un punto cercano a la sala.
Pge Gutenberg: Pass. Salva- dor Seguí. Venta de droga.
Fossar de la Muralla: Punto para inyectarse heroína.
c/Perecamps: y Ramon Berenguer el Vell. Los portales sirven como cobijo a los toxicómanos.
c/Paral·lel: Denuncian un bar donde localizan venta de papelinas de heroína.
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