La carta con la que Vivienda se dirige al afortunado inquilino para proceder al alquiler pide, entre otras cosas, una copia de la declaración de la renta y cumplimentar el ya famoso documento, «de venta en estancos». Pero cuando uno va al estanco y pide el «impronunciable» nombre del impreso, Impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, el dependiente pone cara de sorpresa. «Eso –que dice no conocer– no se vende en estancos». El problema es que la petición se ha repetido una y otra vez desde hace meses.
«De toda la vida»
El documento al que se refiere el Departamento vasco es el «contrato de arrendamiento de vivienda», conocido por los estanqueros «de toda la vida», porque ésa es la denominación que encabeza el impreso. «El otro nombre viene abajo, en letra pequeña», explica la dependienta de un céntrico estanco bilbaíno. Pero hasta hace apenas una semana, ése y otros muchos estancos han enviado a sus clientes a Hacienda, al Gobierno vasco... sin lograr nada, claro.
«Las vueltas que he podido dar», comenta uno de los sufridos solicitantes. Los estanqueros ya han requerido a Vivienda que le modifique el nombre y le devuelva la denominación tradicional.
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