El deterioro de un torpedo hallado por buzos de la Armada en aguas de Bueu (Pontevedra) complica su restauración

La Armada iniciará una investigación sobre el origen del proyectil pero no asegura que proceda de la Escuela Naval de Marín

Las instalaciones de la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra) acogen desde hoy el torpedo del modelo G-7 de fabricación alemana recuperado en aguas de Bueu tras ser localizado casualmente por un grupo de buzos aficionados. El proyectil se encuentra "en bastante mal estado", por lo que fuentes de la institución castrense empiezan a valorar la posibilidad de descartar su restauración, aunque están analizando los restos.

Una unidad de buzos de la Armada trabajó en el izado del artefacto, al día siguiente de haber marcado con boyas la zona del hallazgo. Para ello contaron con la colaboración de los submarinistas del Club de Buceo Ons, que les guiaron hasta el lugar exacto donde se encontraba, a unos 19 metros de profundidad, en las proximidades del faro de Mourisca.

Con la ayuda de una grúa, los efectivos de la Armada lograron recuperar el torpedo, que se encuentra ya "muy oxidado" y fragmentado en tres partes. Fuentes de la Escuela Naval de Marín aseguraron que el proyectil está "totalmente inerte", puesto que carece de carga explosiva. La principal hipótesis de su origen es que se haya utilizado para realizar ejercicios de adiestramiento, si bien la academia naval no confirmó que el artilugio proceda de sus instalaciones.

"Hace muchos años ya que no se lanzan torpedos desde aquí", señaló un portavoz de la Escuela Naval, "por lo que habrá que revisar a fondo los archivos". Así, estimó que este ejemplar permaneciera sumergido entre las rocas, a unos 19 metros de profundidad, durante los últimos 50 años. No obstante, aclaró que "no es nada habitual" que se produzcan hallazgos de este tipo.

Segundo hallazgo

Sin embargo, no es la primera vez que los integrantes del Club de Buceo Ons dan parte a las autoridades marítimas y a la Armada de la aparición de restos de origen militar. Rafael Gutiérrez explicó a Europa Press que hace varios años se encontraron restos del patrullero francés Barsac, que naufragó en las proximidades del archipiélago de Ons en 1940 a causa de un temporal.

Como entonces, Rafael Gutiérrez y sus compañeros, no tocaron ni se acercaron al torpedo que hallaron en una de las inmersiones rutinarias propias de los domingos, cuando el tiempo y las condiciones del mar se lo permiten. "Le hicimos muchas fotos y grabamos videos, disfrutando del hallazgo antes de dar parte de él para que el personal de la Armada se lo llevase", explicó este buzo.

En declaraciones a Europa Press, Rafael Gutiérrez agradeció la intervención de los expertos de la Unidad de Buceo de Ferrol, que previamente les habían agradecido su actuación por informar de la existencia de este artefacto. "Teníamos que cumplir con lo que hay que hacer en estos casos", señaló. Por la situación del torpedo, los buzos de Ons consideran "muy poco probable" que este hallazgo que surgió "por casualidad" se fuera a enganchar en el aparejo de cualquier embarcación pesquera que lo pudiese levantar.

Faenar por encima

Precisamente, el patrón mayor de la cofradía de Bueu, José Manuel Rosas, indicó que a lo largo de toda su trayectoria como marinero, había faenado "por encima del torpedo muchísimas veces", puesto que se trata de una zona pesquera muy frecuentada. "He largado aparejos de todo tipo, desde trasmallos hasta nasas, pasando por vetas, y nunca se encontró nada", señaló sorprendido.

No recuerda anteriores hallazgos de material "bélico" en la boca de la ría de Pontevedra aunque, probablemente relacionado con el naufragio del Barsac, "en la playa de la isla Onza se pueden encontrar láminas de trilita a las que prendiendo fuego con un mechero, arden enseguida". En otros tiempos, Rosas también fue testigo de la aparición de monedas "isabelinas" de plata, trabajando en la captura de almeja.

El Club de Buceo Ons no descarta darle un fin didáctico al material gráfico obtenido con la aparición de este torpedo. Cada año, entre finales de julio y principios de agosto, organizan "bautismos de mar" para jóvenes entre 8 y 14 años que realizan su primera inmersión submarina. Para entonces, barajan la idea de realizar un video con las grabaciones del G-7 y una exposición de las imágenes tomadas en esas inmersiones.

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