Ferrís, quien hasta el curso pasado fue director del colegio escolapio del barrio valenciano de la Malvarrosa, ha visitado ya las poblaciones de Curicó, Talca, Constitución y Chillán, donde ha prestado ayuda principalmente espiritual a personas "necesitadas de encontrar esperanza en medio del desastre" y "en estado de shock", explicó el propio misionero.

El escolapio valenciano es acompañado en su recorrido por un equipo de catequistas "itinerantes" del Camino Neocatecumenal, al que también pertenece. Ferrís ha destacado "el testimonio de jóvenes que no salieron corriendo hacia el cerro", al producirse el terremoto y los tsunamis, "sin antes haber tomado sobre sus hombros a unos ancianos impedidos en sus casas". Igualmente, ha hecho hincapié en quienes "acogen en sus casas a los que se habían quedado con lo puesto".

Por todo ello, el presbítero escolapio ha afirmado que para él ha supuesto una "gran alegría poder encontrar" en esas personas "los frutos de una fe que da ojos para ver la misericordia de Dios incluso en el terremoto". Con todo, el religioso valenciano también ha reconocido ser testigo de situaciones de "pillaje" y de "robo" tras la catástrofe.

Por todo ello, "la Iglesia chilena ha quedado fuertemente interpelada a redoblar su empeño misionero por sembrar el Evangelio de la vida en el corazón de este pueblo, necesitado de prosperidad, pero más todavía de una esperanza, de una luz capaz de iluminar y dar un sentido a la misma muerte", señaló.